Durante 26 años he dedicado mi vida a la misión de defender los derechos humanos. He visto guerras y terrorismo. Y, sin embargo, el mes pasado ha sido uno de los períodos más difíciles de mi vida.
Vivo en Jerusalén oriental y soy testigo de la destrucción de la vida a mi alrededor. La autopista 1 se ha convertido una vez más en la línea de separación entre el este y el oeste. Los palestinos de la capital atacaron semáforos y dañaron el Tren Ligero y las líneas de suministro de energía. Pero no puedo aceptar eso como una protesta social – es pura venganza.
La coexistencia por la que he estado luchando toda mi vida ha sido ejecutada en la plaza de la ciudad.
No hay duda de que la muerte y la destrucción, que ha afectado a Gaza, son como un tsunami. Ambos pueblos están doloridos, pero cada lado niega el dolor del otro lado, y así el dolor empeora.
Y aún así, como palestino, debo admitir: Soy responsable de parte de lo que ha sucedido. Ya no podemos negar nuestra responsabilidad en la muerte de nuestra propia gente.
La mayoría de los palestinos estaban en contra del disparo de cohetes contra Israel. Se daban cuenta de que los cohetes no nos darían nada. Hicieron un llamamiento a Hamas para detener los disparos, porque sabían que allanaría el camino para la muerte de su propia gente.
Sabíamos que Hamas estaba excavando los túneles que conducirían a nuestra destrucción. Sabíamos que tres personas viven en cada metro cuadrado en Gaza. Y Hamas sabía que un ataque contra Israel llevaría a la muerte masiva, pero sus líderes están más interesados en sus propias victorias que en la vida de sus víctimas.
De hecho, Hamas depende de la muerte, la que le da poder y le permite recaudar fondos y comprar armas. Hamas nunca ha estado interesado en la liberación del pueblo palestino de la ocupación. E Israel nunca podrá destruir las infraestructuras que ha construido. Sólo nosotros, el pueblo palestino, podemos hacer eso.
Era responsabilidad de los residentes gazatíes rebelarse contra el gobierno de Hamas. Sabíamos lo que nos estaban haciendo, pero elegimos lo fácil y permitimos que sucediera.
¿Toda esta muerte, finalmente, nos enseñará una lección? Espero que sí. La lección es que debemos deshacernos de Hamas y desmilitarizar completamente a Gaza. Y entonces abrir los cruces.
Estoy diciendo esto como un palestino leal. Estoy diciendo esto porque me preocupa el futuro de mi pueblo.
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Viendo la realidad, puedo afirmar que el pueblo judío nos ha dado grandes seres humanos, más no políticos. La testarudez de insistir ataques militares como la única solución para eliminar al Hamas, esta aislando y perjudicando la imagen de Israel. Como en todo conflicto, la opción militar es la respuesta obvia a los ataques desde Gaza, pero no es la única ni la mejor. Nos sale más “barato” que el Hamas sea borrado por su propio pueblo que por el ejército israelí. Me explico. La creación de un estado palestino moderno, democrático, secular y moderado llevaría a que las condiciones de vida mejorasen sustancialmente para los árabes, y a mayor bienestar en Cisjordania, crecerá la presión sobre Hamas en Gaza, pidiendo reformas y elecciones, donde poco a poco Hamas se ira convirtiendo en un pequeño grupo marginado y violento que no fue capaz de mejorar la situación en Gaza. Pero mientras los movimientos colonos sigan teniendo mucho poder político en Israel, la situación será cada vez más complicado, ya que la colonización de Cisjordania nos traerá en el futuro, la espantosa pero posible transformación en un estado binacional.