Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Si ha estado siguiendo las noticias de Israel, podría tener la impresión de que «la violencia» está matando a un montón de personas. Como en este titular: «Palestinos Muertos Mientras la Violencia Continúa». O este encabezamiento: «La violencia y el derramamiento de sangre que se irradia desde las zonas álgidas en Jerusalén y la Margen Occidental parecen estar cambiando de marcha y expandiéndose, con Gaza involucrándose cada vez más».
Siga leyendo, y podría también tener una sensación de que, de acuerdo con los medios de comunicación occidentales, está perpetrándose «violencia». Como en: «La Policía Israelí Disparó Contra Dos Adolescentes Palestinos», según un titular. O: «Ataque de Represalia Israelí en Gaza Mata a Mujer y Niño, Dicen los Palestinos», de acuerdo a otro.
Esa fue la manera en que los medios de comunicación describieron dos semanas de ataques palestinos que comenzaron cuando Hamas asesinó a una pareja de judíos que, en su auto, viajaban con sus cuatro hijos por el norte de la Margen Occidental. Dos días más tarde, un adolescente palestino apuñaló a dos israelíes, provocándoles la muerte, en la Ciudad Vieja de Jerusalén, y también tajeó a una mujer y un niño de 2 años. Horas más tarde, otro palestino, blandiendo un cuchillo, fue muerto a tiros por la policía israelí después de que tajeó en el pecho y la espalda a un muchacho israelí de 15 años.
Otros ataques palestinos incluyen el apuñalamiento de dos ancianos israelíes y un ataque a un muchacho de 14 años con un pelador de verduras. El domingo, un hombre árabe-israelí atropelló a una mujer soldado de 19 años en una parada de autobús, después salió de su auto, la apuñaló y atacó a dos hombres y una chica de 14 años. Varios ataques han sido llevados a cabo por mujeres, incluyendo un fallido atentado suicida.
En cuanto a las causas de esta obsesión sangrienta palestina, las organizaciones de noticias occidentales han recurrido a las conocidas metáforas. Los palestinos han perdido la esperanza en los resultados del proceso de paz, no importa que el Presidente Palestino, Mahmoud Abbas, acaba de declarar nulos los Acuerdos de Oslo. Los políticos israelíes quieren que se permita que los judíos recen en lo alto del Monte del Templo, no importa que Benjamin Netanyahu lo rechaza y ha prohibido que los políticos israelíes visiten el lugar. Siempre existe la vetusta fórmula «ciclo de violencia», que sostiene que nadie y todos son responsables, en el momento justo y al mismo tiempo.
Dejadas de lado la mayoría de estas historias, es algo sensato prestar atención a lo que los líderes palestinos dicen. Como estas pepitas de un discurso del Sr. Abbas del mes pasado: «La Mezquita de Al Aqsa es nuestra. Ellos [los judíos] no tienen derecho a contaminarla con sus sucios pies». Y «Bendecimos cada gota de sangre derramada por Jerusalén, que es sangre limpia y pura, sangre derramada por Allah».
Luego está la incitación del clero musulmán. «Hermanos, es por esto que recordamos hoy lo que Allah le hizo a los judíos», dijo el viernes un imam de Gaza en un discurso grabado, traducido por el inestimable Middle East Media Research Institute, o MEMRI. «Hoy en día, nos damos cuenta de por qué los judíos construyen muros. No lo hacen para detener misiles, sino para evitar el corte de sus cuellos».
Entonces, blandiendo un cuchillo de quince centímetros, añadió: «Hermano mío en la Margen Occidental: ¡Apuñala!»
Imagínese si un ministro blanco en, digamos, Carolina del Sur predicara de esta manera acerca de los afroamericanos, con cuchillo y todo: ¿Podrían los medios de comunicación ser supinos y no denunciarlo? ¿Tendríamos un tipo de periodismo «ambos lados» que es pro forma cuando se trata de los israelíes y los palestinos, con largos textos explicando – e implícitamente justificando – los varios agravios del ministro, su sensación de que su país le ha sido robado?
¿Y esto se complementará con la habitual falsa matemáticas, moralmente oprobiosa, que es el recurso de los periodistas que cubren el conflicto israelí-palestino? En la versión de Medio Oriente, un mayor número de palestinos muertos sugiere una mayor culpabilidad israelí. (Tal vez los paramédicos israelíes deberían dejar de tratar a las víctimas de los apuñalamientos para ayudar a igualar el marcador). En una versión de EE.UU., ¿La mayor incidencia de delincuencia de negros contra blancos debería ser citada para «equilibrar» las historias acerca de los supremacistas blancos?
No lo creo.
Se han escrito tratados sobre la disposición de los medios de comunicación para contar la historia de Israel. Dejaremos eso a un lado por ahora. La pregunta importante es por qué tantos palestinos han sido apoderados por su actual lujuria de sangre, por una psicosis comunitaria en la que hundir los cuchillos en los cuellos de mujeres, niños, soldados y civiles judíos es visto como un deber religioso y patriótico, una realización moral. ¿Desesperación por el estado del proceso de paz, o la economía? Por favor. Es hora de dejar de suministrarles a los palestinos excusas que apenas se molestan en darse a sí mismos.
Sobre todo, es hora de darle al odio su merecido. Entendemos su poder explicativo cuando se trata de la esclavitud estadounidense, o el Holocausto. Lo entendemos especialmente cuando es el odio de los poderosos contra los débiles. Sin embargo, no somos capaces de verlo cuando el odio es alterado con ficciones reconfortantes acerca de que todas las personas son básicamente buenas, o que quieren las mismas cosas para sus hijos, o que son capaces de empatía.
Hoy en día en Israel, los palestinos están en medio de una campaña para matar acuchillando a judíos, uno a la vez. Esto es psicótico. Es maldad. Denominarlo algo menos es servir como un apologista, y un cómplice.
http://www.wsj.com/article_email/palestine-the-psychotic-stage-1444692875-lMyQjAxMTE1MzExMzIxOTM4Wj
Triste y cruda realidad 🙁