Las cosas no son negras o blancas, son blancas o negras. Primero la luz y luego la oscuridad, primero la difícil posición erecta y los esfuerzos del Siglo de las Luces y mucho, mucho después la oscuras y siniestras banderas del Daesh o Estado Islámico. Primero vino la Ilustración que nos prometía educación a todos y la trilogía francesa de libertad, igualdad y fraternidad, y luego, mucho después, los hermanos de la muerte que sólo se consideran a sí mismos enarbolando un soberbio desprecio por los demás, sean falsos cruzados, judíos o budistas, tal y como se vio con la destrucción de los budas gigantes de Bimayán. Lo que sea la oscuridad, es decir el oscurantismo, lo sabemos, lo que no sabemos es cómo la Europa que tantas cosas buenas dio y da a la Humanidad se ha vuelto cómplice del terror al equivocar su alianza. En un lugar de ver a Israel como una parte de sí misma, de su credo y empuje, de sus garantías jurídicas y su tolerancia, hace de Schengen, noenguen y tontenguen y les dice una vez más no a los judíos, no a los israelíes que dan de comer a los palestinos, permite que se maltrate y mate a nuestra gente tal y como vemos, e ignora la luz que aportan y el dolor que aún llevan a cuestas, y, lo peor de todo, los culpabilizan de algo que está bien expresado en ese pulpo sin fronteras del Islam que afila sus cuchillos y monta cinturones de explosivos.
Europa está perdida en su trabalenguas, amenazada por sus propios barrios, asesinada por la gente a la que ha estado alimentando y, en muchos casos, privilegiando. El caso es que, pase lo que pase, Israel sobrevivirá, luchará con todas sus armas contra sus ancestrales enemigos y prevalecerá, mientras que es probable que estemos presenciando el fin de la Europa que conocemos. Su destino es el de las frutas maduras que devoran las moscas o los pobres refugiados a quienes los mismos árabes, o sea los mismos musulmanes, niegan asilo en Asia. Arabia Saudita dijo no, Qatar dijo no, todos dijeron no. Lo que llega a las costas europeas no es una plaga de langostas pero acabará por parecerse.
Y entonces comenzará la peor parte, porque las guerras que por asepsia no quieren hacerse se imponen por contagio, la vida que no quiere defenderse al final destila focos de rabia inclinados hacia la derecha y el racismo puro y duro. Lo malo de nuestros enemigos es que no sabemos dónde están en cada momento y dónde se disponen a golpear, y lo bueno es que ¡llevan décadas anunciándonos qué harán con nosotros! Si Europa no fuera Schengen, noenguen y tontenguen, se daría cuenta del valor que Israel tiene para ella: es, como decían los romanos, su limes más oriental, la frontera civilizada más candente en la que el terror golpea a las puertas del infierno para que entren no sólo los asesinos sino también sus millones de cómplices silenciosos, sean turcos en un partido de fútbol o indonesios revolcándose en su miseria.
Pero claro, no se puede boicotear a los dueños del petróleo, no se puede impedir que los multimillonarios musulmanes de los emiratos compren voluntades y negocios, empresas y complejos hoteleros. Se necesita su dinero fresco y ensangrentado, hay que venderles armas, se los necesita como comparsas semiocultas en el teatro de la muerte. Puede, es posible que el Estado Islámico sea finalmente vencido, pero conociendo a los musulmanes volverán a la carga con sus odios y resentimientos y una dosis aún más virulenta de siniestros objetivos. Esperemos que la anemia y debilidad europeas hayan pasado para entonces y que un rearme moral judeocristiano, o bien agnóstico y liberal, sea capaz de velar de manera más eficaz por su propia integridad.
Quien ha escrito esto, es un ignorante y muy gilipollas!! Mas quisiera Norte America que Europa desapareciera!! pero se van a quedar con las ganas, Israel sigue en pie gracias a que Israel sigue lamiendo el culo a EEUU. Porque sino…. …..etc etc….