Por Israel


Defendemos un ideal no a un gobierno
Síguenos en Facebook Twitter Twitter YouTube RSS Feed
| viernes mayo 3, 2024

KEDOSHIM


https://www.facebook.com/groups/446798878780085/?ref=bookmarks

La sección Kedoshím comienza con la frase “Serás santo, porque Yo, Di-s vuestro Señor, soy santo”; esto es seguido por docenas de Mitzvot (mandatos Divinos) a través de los cuales el judío se santifica a sí mismo y se relaciona con la santidad de Di-s.
Estos incluyen: la prohibición contra idolatría, la Mitzvá de caridad, el principio de igualdad frente a la ley, Shabat, moralidad sexual, honestidad en los negocios, honor y temor a los padres, la importancia de la vida.
También en Kedoshím se encuentra la frase que el gran Rabí Akiva enseñó que se trata de un principio cardinal de la fe judía y sobre la cual Hilel dijo: “Esta es toda la Torá, el resto es comentario” – AMA A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO.

¿QUE SIGNIFICA SER SANTO?

Al comienzo de nuestra parashá está escrito: “Serás santo, porque Yo, Di-s vuestro Señor, soy santo”.
Pero aquel que piensa que santidad es aislarse del mundo y llevar una vida de ascetismo, tratar de emular a los ángeles celestiales, y que esto lo acercará más a Di-s, se equivoca completamente.
Así como Di-s se involucra constantemente con Su creación, también nosotros debemos involucrarnos. Es por eso que la parashá, luego de ordenarnos ser santos, nos explica que para ello debemos cumplir las mitzvot, actos físicos en un mundo físico, y por sobre todas las cosas, aquellas mitzvot que se relacionan con nuestro prójimo: Tzedaká, igualdad frente a la ley, honestidad comercial, honrar a los padres y a los ancianos y, por sobre todas las cosas: AMARAS A TU PROJIMO COMO A TI MISMO.
Esa es la verdadera santidad, aquella emanada de nuestros actos, y es la que conduce al fin último de la Creación, construir en nuestro mundo una morada para Di-s.

HOLOCAUSTO Y RECONSTRUCCIÓN

Basado en las Enseñanzas del Rebe de Lubavitch

Al igual que millones de su generación, la tragedia del Holocausto también golpeó personalmente al Rebe. DovBer, el hermano menor del Rebe fue fusilado y su cuerpo arrojado a una fosa común, al igual que lo fueron miles de otros judíos, en una serie de masacres llevadas a cabo por los alemanes poco antes de la ocupación de Dnepropetrovsk, en otoño de 1941. La misma suerte corrieron su amada abuela y otros miembros de su familia. La esposa del Rebe perdió a su hermana menor, Sheina, quien murió en Treblinka, junto con su esposo y su hijo.

En sus escritos y argumentos sobre el tema, el Rebe rechaza todas las explicaciones teológicas acerca del Holocausto. ¿Qué mayor soberbia y falta de humanidad puede existir que dar una explicación para la muerte y tortura de millones de hombres, mujeres y niños? Solamente podemos admitir que hay cosas que están por encima del limitado conocimiento de la mente humana. Haciéndose eco de su suegro, el Rebe solía decir: “No es mi tarea justificar a Di-s acerca de este acontecimiento. Es únicamente el propio Di-s quien puede dar respuesta a lo que Él permitió que sucediera y, la única respuesta que aceptaremos, será la inmediata y completa redención que desterrará para siempre el mal de la faz de la tierra y hará surgir la intrínseca bondad y perfección de la creación de Di-s».

Para quienes argumentaban que el Holocausto “refuta” la existencia de Di-s o Su Providencia en nuestras vidas, el Rebe decía: “Por el contrario, el Holocausto ha refutado decisivamente toda posible fe en la ética basada en el ser humano. ¿No fue precisamente el grupo humano que representaba la cultura, los adelantos científicos y la moral filosófica el que perpetró las más perversas atrocidades conocidas en la historia de la humanidad? Aunque sea lo único que nos ha dejado el Holocausto: la enseñanza es que solo se puede alcanzar una existencia ética y civilizada a través de la creencia en un Poder Superior y la sumisión al Mismo».

El Rebe también dijo: “nuestra indignación, nuestro permanente desafío a Di-s con respecto a lo que sucedió, constituyen en sí mismo una poderosísima afirmación de nuestra fe en Él y en Su bondad; ya que si no tuviéramos esa fe, como algo subyacente, ¿con quién es que estamos ofendidos? ¿Con los invisibles hilos que mueve el destino? ¿Con el aleatorio orden de las partículas subatómicas que componen el universo? Es justamente porque creemos en Di-s que estamos convencidos que existen la justicia y el mal y que finalmente triunfará la justicia, que clamamos, como lo hizo Moisés: ‘¿Por qué Di-s mío, le has hecho daño a Tu pueblo?’” (Éxodo, 5:22)

Pero, para el Rebe, lo más importante acerca del Holocausto no era cómo podemos, o no, comprenderlo. Ni siquiera cómo recordamos a las víctimas, sino qué es lo que hacemos a ese respecto. Si permitimos que el dolor y la desesperanza nos dejen tan abatidos como para no poder educar a una nueva generación de judíos con un fuerte compromiso con su judaísmo, entonces, Di-s no lo permita, se habrá hecho realidad la “solución final” de Hitler. Pero, si reconstruimos, si educamos a una generación orgullosa y segura en su judaísmo, habremos triunfado.
Y esto es lo que el Rebe llevó a cabo. Cuando fue nombrado por su suegro para encabezar los departamentos de educación y actividades sociales de Jabad, puso en marcha los programas que, durante los siguientes cincuenta años, anunciarían el renacimiento de la vida judía en el mundo post-Holocausto. (www.es.chabad.org)

¿CÓMO SER SANTOS?

La parashá Kedoshim comienza con el precepto de “Ser Santos”. ¿Cómo adquirimos la santidad? Najmánides explica que la santidad es el resultado de la restricción incluso en aéreas permitidas.
Por ejemplo, supongamos que una persona cuida cashrut. No sería un gran desafío evitar comer un sándwich de jamón. Pero la pregunta es: cuando él se sienta a comer casher, ¿cómo se comporta? ¿Acaso pronuncia la bendición con concentración, apreciando el regalo divino de la abundancia? ¿Come pausadamente y con dignidad? ¿Se concentra en el hecho de que el propósito final de la comida es nutrir el cuerpo a fin de tener fuerzas para realizar buenas acciones?

Se cuenta la historia del Baal Shem Tov, un gran cabalista, quien solía mirar por la ventana a su vecino a la hora de la cena. En los ojos del Baal Shem Tov, el vecino no parecía humano sino un animal. Éste comía únicamente por razones físicas, como un toro (y el santo Baal Shem Tov podía percibir esto). A pesar de que el comportamiento del vecino estaba permitido, no era un comportamiento sagrado.

A veces un niño tiene una conducta que demuestra autodisciplina y su padre le dice: “Eres un ángel”. Pero la realidad es que el niño es más que un ángel. Un ángel es un ser puramente espiritual, sin “libre albedrío” para elegir lo espiritual en lugar de lo material. Pero nosotros, los humanos, cada vez que decidimos en función de lo espiritual, refinamos nuestra alma y adquirimos un nivel más elevado que el de los ángeles. (www.aishlatino.com)

 
Comentarios

Aún no hay comentarios.

Deja un comentario

Debes estar conectado para publicar un comentario. Oprime aqui para conectarte.

¿Aún no te has registrado? Regístrate ahora para poder comentar.