“Una expectativa extrema combinada con miedo y esperanzas”, estas son las emociones del ingeniero aeroespacial israelí Asaf Lewin antes del histórico aterrizaje en la luna que tendrá lugar en menos de una semana. Hoy, 4 de abril, Beresheet (Génesis) (la primera sonda espacial privada), entrará a la órbita de la luna preparándose para aterrizar una semana más tarde, el 11 de abril.
Hubo mucho interés y expectativa entre quienes siguen el progreso de esta pequeña nave espacial [decorada con una bandera israelí y las palabras Am Israel Jai (el pueblo judío vive)] desde su lanzamiento en Cabo Cañaveral el 22 de febrero. Pero para Lewin y los miembros de su equipo que dirigen a Beresheet por el espacio, el cóctel de emoción, miedos y orgullo nacional es enorme.
El ingeniero aeroespacial de 53 años de Ramat HaSharón habló de forma exclusiva con Aishlatino.com para brindarnos una visión de la misión Space IL, que él asegura está repleta de orgullo judío y volvió realidad sus propios sueños infantiles.
El sueño se vuelve realidad
Asaf era un pequeño de 5 años cuando en 19671 su padre, un ingeniero en la compañía de defensa israelí Rafael, fue enviado a estudiar aeronáutica en la Universidad de Stanford. Al crecer en los Estados Unidos, se contagió del entusiasmo por la carrera espacial y una serie de exitosos alunizajes de la NASA con el programa Apollo.
Asaf Lewin y Beresheet
“Recuerdo que era pequeño y estaba junto con otras decenas de niños alrededor de un televisor blanco y negro, observando las primeras caminatas lunares. En ese momento decidí que quería ser astronauta”.
Al regresar con su familia a Israel, para su Bar Mitzvá pidió de regalo un telescopio y comenzó a observar las estrellas más de cerca. A los 18 años comenzó su servicio militar en la Fuerza Aérea Israelí. Siguiendo los pasos de su padre, Asaf obtuvo su título en ingeniería aeronáutica y luego se unió al grupo que desarrollaba software de aviónica para los jets de combate F16, por lo que recibió el premio de Excelencia de la Fuerza Aérea. “En esa época, en los años 80, no había industria espacial en Israel. ¡La fuerza aérea era lo más cerca que podía llegar!”, dice Asaf.
El centro de control de Space IL se prepara para el aterrizaje.
Siete años de servicio militar y tres startups más tarde, el sueño de Asaf de llegar al espacio seguía ardiendo con fuerza cuando su ex comandante de la fuerza aérea le contó sobre una organización llamada Space IL que intentaba realizar un aterrizaje en la luna y buscaba un ingeniero para desarrollar su software. En una semana Asaf ya estaba trabajando como director de software y simulación para la primera empresa espacial privada de Israel.
“Esto llegó absolutamente de forma inesperada”, comenta riéndose y sin poder creerlo todavía. “De la nada recibí este increíble regalo de poder enviar una nave a la luna. Literalmente fue convertir mi sueño en realidad”.
“China fue la última nación que aterrizó en la luna y eso le costó mil doscientos millones de dólares”, explica Asaf. “La tecnología espacial es sumamente costosa. Esta es la primera misión interplanetaria privada, y haber reducido los costos en un 90% es fenomenal”.
Cuando no hay lugar para el error
“Al producir un auto, lo construyes, lo pruebas en las rutas y luego lo vendes; pero no se puede hacer eso en el espacio. No hay una vuelta de prueba, especialmente cuando se utiliza un presupuesto limitado. En cambio se debe construir una simulación de alta precisión de la nave y de su software. Se entiende que un simple comando que no funcione como debe puede poner en peligro toda la misión y hacer desaparecer de un golpe cien millones de dólares y ocho años de trabajo”.
Esta fue la principal misión y la obra de amor de Asaf durante los últimos ocho años, diseñar un laboratorio híbrido y un simulador y luego poner a prueba todo posible malfuncionamiento que pueda llegar a tener lugar.
“Cada acto tiene que planearse y verificarse en el simulador. Luego lo revisamos y lo analizamos para decidir si podemos seguir adelante o no. El proceso requirió que todo el equipo trabaje muy unido. Dejamos nuestros egos a un lado, nos escuchamos y siempre mantuvimos todo abierto para las críticas”.
¡Traigan más café!”
Asaf recuerda que durante los primeros días después del exitoso lanzamiento hace cinco semanas el equipo apenas durmió. “Bebimos mucho café. El suelo de nuestra sala de reuniones estaba cubierto de colchones porque teníamos que estar constantemente disponibles para entender cómo superar cualquier problema que viéramos”. Después de una semana, las cosas se calmaron y adoptaron un ritmo más regular, pero el viaje de 6.500.000 kilómetros a la luna no estuvo libre de momentos dramáticos.
“Hubo algunos instantes realmente aterradores, como por ejemplo al esperar la señal inicial de comunicación de la nave después del lanzamiento y al usar por primera vez los motores de la nave y no saber si explotaría o no”, dice Asaf.
Asaf con un modelo de Beresheet
Afortunadamente no ocurrió. Sin embargo, el centro de control de Space IL estuvo en problemas cuando el rastreador de estrellas de Beresheet (que ayuda a navegar la nave midiendo la distancia de las estrellas) quedó cegado a causa del sol.
“Eso definitivamente nos tomó por sorpresa. Como ocurre con tantas cosas en la vida, tuvimos que aceptarlo y seguir adelante. Una vez que aprendimos cómo operar la nave sin el rastreador, todo estuvo bien”.
Tzedaká y tefilín antes de cada maniobra”
Pese a todos sus esfuerzos por planificar y prepararse para cualquier eventualidad, Asaf afirma que hay un límite a lo que pueden hacer los ingenieros y asegura que el equipo también dejó lugar para cierta ayuda Divina. El centro de control es liderado por un judío ortodoxo llamado Alex Friedman, que tiene en su puesto una alcancía de tzedaká (caridad), y en su escritorio hay permanentemente pegado un capítulo de Los Salmos. “Antes de hacer cualquier maniobra, él lee el capítulo de Los Salmos y coloca una moneda en la alcancía de tzedaká”, cuenta Asaf. “Esta es la forma en que vemos nuestra misión: puedes hacer todo lo que está bajo tu control y luego pides un poco de ayuda adicional”.
Alex Friedman recitando Salmos en el centro de comando de Space IL.
Desde el lanzamiento, el centro de comando de Space IL en Jolón recibió una buena cantidad de visitas importantes, incluyendo al Primer Ministro Benjamín Netanyahu y a su familia y visitas regulares de Buzz Aldrin, la segunda persona que pisó la luna, quien es amigo de Morris Kahn, el filántropo nacido en Sudáfrica que es el presidente de Space IL.
“Fue maravilloso ver a Buzz Aldrin en el centro de Control. Para muchos de nosotros él fue un héroe de nuestra infancia”.
Asaf está más interesado en resaltar el impacto que este proyecto tuvo sobre los jóvenes israelíes. “Recibimos cantidades de dibujos y mensajes de todas partes del país. ¿Sabes cuántos niños se disfrazaron de astronautas este Purim? En Israel es imposible comprar juguetes del espacio, ¡se vendieron todos!”
“En esencia, todos somos soñadores, y deseamos inspirar a nuestros hijos con el ejemplo de tres jóvenes israelíes que fundaron este proyecto, quienes decidieron tratar de lograr algo que parecía imposible. A un lado de la nave hay una placa con la bandera israelí y las palabras: ‘Un país pequeño, grandes sueños’. Queremos inspirar a la próxima generación a hacer algo grandioso con sus vidas”.
El pueblo judío es eterno
“Yo ya tengo tres hijos grandes, todos están en el ejército y se sienten realmente muy orgullosos y emocionados”, dice Asaf. Aunque su padre, su inspiración, falleció hace varios años, él había llegado a convertirse en uno de los ingenieros aeronáuticos más buscados de Israel.
“Mi padre amaba el espacio, estoy seguro que está observando todo y se siente sumamente orgulloso”. El abuelo de Asaf llegó a Israel desde Polonia hace 70 años, el único sobreviviente de una gran familia que fue asesinada por los nazis en el Holocausto.
Como tributo a sus propios parientes, Asaf pidió incluir una foto de la familia de su abuelo en la cápsula de tiempo digital bañada en plata que colocaron dentro de Beresheet, la cual también contiene otros cientos de archivos incluyendo la declaración de la independencia de Israel, el himno nacional, obras de arte de víctimas del Holocausto y un registro de los logros de Israel en arte, cultura, tecnología y ciencia.
Un selfie con el Planeta Tierra («Pequeño país, grandes sueños»)
“Siento que estoy haciendo algo para honrar a mi familia. Esto es para mi abuelo y todo lo que él perdió, así como para mi padre que como ingeniero logró hacer tanto por Israel”. Asaf dice que la cápsula durará por lo menos mil años en la luna. “El mensaje con el cual yo vivo es que el pueblo judío es eterno”.
Asaf dice que la misión Space IL debe enviar un mensaje claro a todos los judíos del mundo. “El mensaje que lleva esta nave es que el pueblo judío es eterno. Nadie podrá sacarnos del mapa. Este es también un proyecto que yo espero logre elevar el orgullo de cada judío en todos los rincones del mundo, orgullo por ser parte de un pueblo muy especial que es capaz de hacer las cosas de una manera innovadora para el beneficio de la humanidad”.
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