Alcalde Imamoglu: a Erdogan le ha surgido un rival de peso

El líder opositor turco Ekrem Imamoglu cosechó una resonante victoria en las elecciones municipales celebradas el domingo en Estambul. El éxito de Imamoglu ha convertido al joven alcalde en una estrella política emergente y en el mayor rival del presidente del país, Recep Tayyip Erdogan.

Pese a que el desnivelado terreno de juego favorecía al candidato de Erdogan, Imamoglu vencióen los comicios de marzo por un margen de entre 13.000 y 30.000 votos. La Junta Electoral llamó a la repetición de las elecciones con la excusa de unas irregularidades procedimentales de las que ella misma era responsable. Entonces, Imamoglu lanzó una potente campaña en defensa de su victoria, en la que hizo hincapié en que la Junta había tomado una decisión políticamente motivada. El domingo, en la repetición de la votación, obtuvo una victoria aún mayor, al hacerse con el 54% de los votos, el mayor porcentaje cosechado por un candidato en Estambul en los últimos 35 años. De hecho, el laico y liberal Imamoglu resultó vencedor incluso en los barrios más conservadores, bastiones tradicionales de Erdogan.

Con su impresionante victoria, Imamoglu ha comprometido el aura de invencibilidad de Erdogan. La popularidad de éste se ha desplomado desde las presidenciales de 2014, en las que consiguió el 52% del voto –su mayor victoria–. Pese a que se ha alienado a la mitad del país, su retórica divisiva y populista le había permitido hasta ahora –y desde 2003– asegurarse la cantidad de electorado suficiente para gobernar. Pero, con el empeoramiento de la situación económica, las tornas cambiaron en las municipales del pasado 31 de marzo, en las que perdió en las seis ciudades más importantes desde el punto de vista económico. Los comicios del domingo en Estambul no han hecho sino reafirmar la pérdida de confianza en Erdogan de gran parte del pueblo turco.

Su victoria en Estambul permitirá a Imamoglu desafiar la capacidad de Erdogan para gobernar Turquía con puño de hierro. Erdogan ha erigido su poder político y económico –así como su imperio mediático y de relaciones públicas– sobre los recursos económicos estambulitas. Sus compinches en el mundo de los negocios, sus ministros y diputados seguirán seguramente exigiendo su parte a cambio de su lealtad. Imamoglu podría sacar a la luz la corrupción, el nepotismo y el despilfarro en que ha incurrido el partido de Erdogan en la última década.

Erdogan responderá al desafío en función de cómo perciba la amenaza representada por Imamoglu para su control de la elite política y económica turca. Erdogan tiene todo un historial de toma de ayuntamientos y encarcelamiento de rivales políticos –como Selahattin Demirtas, carismático líder del progresista Partido Democrático del Pueblo (HDP)– con acusaciones de lo más peregrino. Antes de las elecciones, de hecho amenazó veladamente a Imamoglu al decir que “los tribunales decidirán” si procesan al flamante alcalde de Estambul por una disputa previa que tuvo con un gobernador. Erdogan podría asimismo hacer uso de sus poderes ejecutivos para tomar el control del presupuesto municipal u obstruir o constreñir el margen de maniobra de Imamoglu al frente de la alcaldía.

Con independencia de lo que pueda tramar Erdogan, las elecciones de Estambul han dado cuenta de la robusta oposición popular a las prácticas autoritarias del presidente. Hasta las próximas elecciones generales, previstas para 2023, esta oposición rediviva proyectará una sombra sobre la legitimidad de las controvertidas y ventajistas decisiones de Erdogan. Los aliados atlánticos de Turquía deberían urgir a Erdogan a respetar la voluntad de sus conciudadanos, y Washington habría de recordarle que sólo el retorno al orden democrático debido puede contribuir a paliar los males políticos y económicos que afligen a su país.

© Versión original (en inglés): FDD
© Versión en español: Revista El Medio