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| jueves marzo 28, 2024

Trajtenberg: ¿Cómo logró Israel derrotar a la inflación?

El reconocido economista cordobés explica de qué modo Israel se sobrepuso con éxito a la hiperinflación. "Las situaciones son muy diferentes", sostiene respecto a la comparación con la actualidad argentina. Entrevista exclusiva de Ynet Español.


A los 16 años emigró a Israel, se recibió de economista en la Universidad Hebrea de Jerusalem y logró ocupar un destacado rol en el proceso de reformación del país. Luego de alcanzar un Máster en Economía y Sociología en la misma institución, obtuvo un doctorado en la prestigiosa Universidad de Harvard. Manuel Trajtenberg, oriundo de Córdoba, fue el primer argentino en ocupar altos puestos en la administración pública y en alcanzar una banca en la Knesset.

En la primera mitad de la década del ochenta Israel atravesó una crisis hiperinflacionaria que provocó un aumento de los precios interanual del 480%. Algo similar se vivió en Argentina con la presencia del alto déficit fiscal, endeudamiento y creciente gasto público. Si bien “es muy difícil trasladar una experiencia de un país a otro” ambas situaciones presentaban semejanzas y, en general, “todas las hiperinflaciones son lo mismo”. A partir de ese momento, Israel decidió cambiar el rumbo de su economía y realizar un programa de reformas que lo alejó del curso argentino.

En diálogo exclusivo con Ynet Español, el economista brindó detalles sobre la crisis israelí, su influencia en el ciclo de reformas y la posible aplicación de las mismas en Argentina.

 

¿Qué fue lo que provocó el proceso hiperinflacionario en Israel?
– Fue la completa pérdida de disciplina fiscal y monetaria, grandes déficits de presupuesto gubernamental, acompañado por un acomodamiento monetario (imprimir moneda para financiar el déficit presupuestario). Eso produce que la inflación comience a crecer. Al principio sube al 10%, rápidamente lo hace al 50 % por año y luego se pierde el control. El motivo está claro pero es muy interesante que los gobiernos no lo quieran ver de esa manera y siempre ponen excusas.
«La culpa en ese momento se la echaban a los gremios, a las grandes erogaciones en defensa con motivo de la Guerra de Yom Kipur y también a los gastos sociales. Las excusas no faltan y son peculiares a ese momento, de ese país y a esa situación. Pero el mecanismo es siempre el mismo«, sentenció.
– Mencionó a los gremios y su responsabilidad en la crisis. ¿Cuál fue el papel de la Histadrut (organización de sindicatos de Israel) en el ciclo de reformas?
– Los sindicatos querían defender el poder adquisitivo de los salarios, que por definición en un proceso hiperinflacionario, disminuyen en términos reales. Exigen recuperar el poder adquisitivo y tienen razón. Sucede que ese mecanismo se transforma en una bola de nieve que se hace cada vez más grande.
«Los gremios en Israel ante todo lo que ha ocurrido, se han transformado en un órgano mucho más responsable, que busca el diálogo y no la confrontación, que está en contacto con el gobierno para resolver las cosas de forma pacífica. Es otra cosa diferente de lo que era antes», mencionó.
– ¿Ve posible esta actitud en los sindicatos de Argentina?
– Es muy difícil comparar porque ha cambiado mucho. Lo que ocurrió con la Histadrut es algo fuera de serie. Hubo elecciones para elegir al líder del sindicato, y el ganador lo hizo con una plataforma que decía que la desmembraría de todos sus bienes y poder económico. Esta poderosa institución controlaba una gran parte de la economía de forma directa y separó todo eso, convirtiéndolo en un órgano puramente gremial y más responsable. El Plan de Estabilización Económica que desarrolló Michael Bruno en 1985 consistió en un pacto que contó con el respaldo del gobierno, el banco central, la patronal y los sindicatos. Su efecto fue casi inmediato porque en tan sólo 2 años, la inflación cayó por debajo del 20%.
– ¿Cómo se logró detener la inflación y cómo se logra mantener estable la economía israelí?
– En primer lugar, Israel tuvo suerte  que la inflación degeneró en una hiperinflación. Se convirtió en algo tan agudo que llevó al gobierno a tomar medidas muy extremas. Si la inflación es tolerable es lo peor que puede ocurrir, porque uno se acostumbra y se desarrollan mecanismos de indexación que hacen a la inflación llevadera. Es como vivir con una enfermedad crónica en la cual no se tienen riesgos de muerte inmediata. En cambio, cuando hay hiperinflación se produce una situación similar a la que genera un trauma después de un accidente muy violento, el cual no se puede tolerar, imponiéndose una medida más radical y urgente. Eso es lo que ocurrió acá. Después de varios intentos de hacer algo “too little-too late” tuvieron que tomar medidas mucho más drásticas. Cortaron drásticamente los gastos estatales y dejaron los intereses muy altos. Tampoco dejaron que los precios sigan subiendo y lo hicieron imponiendo un sistema de control. Porque lo que ocurre es que aunque se tome la medida adecuada, si no se hace este control inmediato, hay una inercia inflacionaria que lleva a la suba, a pesar de que los motivos que había detrás de eso ya no estén presentes. Hay una inercia que debe ser cortada. Se hicieron esas cosas en forma paralela. Por supuesto que causó en su momento mucho sufrimiento, porque hubo mucha gente que se encontró con ingresos reales muy bajos, pero empezó el saneamiento».
«El segundo, es que entendieron que el asunto no es solamente detener la inflación en un momento determinado de la historia. La cuestión es reformar la economía en forma básica. Abrir la economía, liberalizarla, darle mucho más poder a los elementos profesionales del ministerio de finanzas para que puedan controlar con disciplina. Es todo una transformación», explicó.
Por último agregó, «Desgraciadamente en muchos lugares no se entiende, incluido Argentina. No hay tal cosa como hacer un programa de reformas este mes o este año y asunto acabado. Debe ser un plan de acción de años. En Israel el plan comenzó en 1985 y no ha parado hasta el momento. Luego de 35 años estamos continuamente reformando. Esta es una tarea que no se acaba porque siempre hay tendencias a volver hacia atrás.
En Israel si no utilizas la palabra “reforma” para tratar de promover cualquier plan de acción gubernamental no va a funcionar porque la expectativa es que las hagas. Esto es algo que no era así antes, se volvió parte del ADN de la política económica nacional y es lo que hace falta».
A pesar de la dificultad de extrapolar la situación de un país a otro, el economista reconoció que en Argentina es especialmente delicada porque “hay mucha resistencia a reformas de parte de los grupos de intereses. Ellos están en contra casi por definición a transformaciones que les afecten a ellos. Dicen «que otros paguen el precio, no nosotros», pero todos dicen eso y todos pagan el precio”. Reconoce que los funcionarios públicos, además, no quieren tomar este tipo de decisiones por el costo político que deben pagar luego. “Hay que romper eso y tener mucho coraje para hacerlo, mucho capital político o una situación muy crítica como la que ocurrió en Israel”.
En 2017, Manuel Trajtenberg visitó su país natal y se reunió con miembros del gabinete de Mauricio Macri, como el Jefe de Gabinete, Marcos Peña. Al consultarle sobre esta situación y con respecto al contenido de su encuentro, sostiene: “No creo en dar consejos porque las situaciones son muy diferentes. Yo creo que es muy importante relatar las experiencias de otros lados, especialmente para aprender de los errores”.
«Si se tiene un tumor y hay que operar, duele. Vas a estar internado, no hay vuelta que darle, cualquier otra cosa es cosmética o magia. Y eso es algo que hay que decirlo y aceptarlo, no añorar una solución que no existe», añadió. Respecto a la actualidad del país, subrayó que “el gobierno de Macri heredó una situación muy mala, pero lo peor es que no era lo suficientemente mala”. «Si hubiera heredado una hiperinflación, hubiese resultado mucho más fácil tomar las medidas necesarias para salir de la crisis. Eso fue muy “mala suerte” y además no tenía suficiente capital político para afrontar medidas más drásticas. Hubo un nuevo gobierno que asumió después de una época mala y populista, entonces quiso ganarse el aprecio de la población. Es muy difícil decir “señoras, señores vamos a tener que operar”. Eso es lo que ha ocurrido y es muy triste verlo porque hoy en día las cosas están peor y las medidas deben ser más drásticas», opinó.

Trajtenberg

Trajtenberg junto a Netanyahu
(Ynet)
El economista participó activamente en diferentes cargos públicos. En 2006, durante el gobierno de Ehud Olmert, fue nombrado presidente del Consejo Nacional de Economía. Cuando Netanyahu asumió en 2009, se mantuvo en el cargo durante 6 meses más, hasta que decidió renunciar por diferencias de concepción económica. A partir de ese momento, se convirtió en oposición al gobierno de “Bibi” y de hecho encabezó las multitudinarias marchas en su contra en 2011, lo que provocó que el Primer Ministro acudiera a él nuevamente para liderar una comisión mediadora. La comisión, que llevó su nombre, se encargó de dar respuestas a los reclamos de medio millón de personas que se volcaron a las calles para combatir el alto costo de vida.
– En 2015 logro formar parte de la Knesset pero dos años después decidió dejar su cargo. ¿Por qué?
– En el Parlamento, mi capacidad de poder aportar era muy limitada. La oposición es oposición, podés gritar todo el día, pero en última instancia tenés muy poca influencia. Por otro lado, quería dedicarme a hacer trabajo de investigación más a fondo con orientación hacia políticas económicas y sociales. Esto necesita de más dedicación y en la Knesset no hay tiempo ni energías para hacer eso. Ante la falta de posibilidad de influir más profundamente y la alternativa de hacerlo de otra manera, a través del marco académico, preferí hacer esto último.
 
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