B’H
Números 13:1-15:41
Moshé envía doce espías a la Tierra de Canaán. Estos vuelven cuarenta días después, cargando un enorme racimo de uvas, una granada y un higo, para reportar sobre una exuberante y bondadosa tierra. Pero diez de los espías advierten que los habitantes de la tierra son gigantes y guerreros «más poderosos que nosotros»; sólo Caleb y Iehoshúa insisten en que la tierra puede ser conquistada, como Di-s indicó.
La gente llora clamando que prefieren volver a Egipto. Di-s decreta que la entrada de Israel a la Tierra debe ser demorada por cuarenta años, tiempo durante el cual la generación entera fallecerá en el desierto. Un grupo de judíos arrepentidos se abalanza sobre la montaña en el borde de la Tierra pero son rechazados por los amalequitas y los cananeos.
Son entregadas las leyes de Menajot (ofrendas de harina, vino y aceite), así como el precepto de consagrar parte de la masa (jalá) a Di-s cuando se hornea pan. Un hombre viola el Shabat cuando carga ramas y es castigado con pena capital. Di-s ordena poner flecos (tzitzit) en las cuatro puntas de las vestimentas para recordar la observancia de las mitzvot (preceptos Divinos).
EL ERROR DE LOS ESPIAS
Si se nos diera a elegir vivir una vida sin preocupaciones materiales, en la que no necesitáramos trabajar para comer, porque el pan nos es suministrado desde el cielo, en la que la ropa crece con nosotros, una vida dedicada solamente a los logros espirituales, no lo pensaríamos dos veces.
Pero esa no es la misión que nos fuera encomendada por Di-s. Debemos lidiar con el mundo material para transformarlo, a través de nuestro esfuerzo en una morada para el Creador.
Y ese fue el error de los espías. Ellos pensaron que si el Pueblo de Israel entraba a la Tierra Prometida, la lucha por la subsistencia haría que olvidaran todo lo aprendido en el Sinaí y abandonaran paulatinamente la Torá. Por eso convencieron al pueblo de que esa tierra “Devora a sus habitantes”. Y el pueblo temió y pidió retornar a Egipto.
Al ver esto Di-s determinó que esa generación debía morir en el desierto y que una generación que nunca había conocido Egipto, una generación crecida libre en el desierto, conquistaría y poblaría la Tierra de Israel.
Entrar a la Tierra
Por Tali Loewenthal
Vivimos en una era en la que predomina la acción. Sin embargo, hay momentos en los que tenemos que detenernos a pensar. Una acción es más significativa y poderosa cuando es precedida por una preparación, aunque a veces este proceso genere errores, también.
La historia de los espías nos brinda un ejemplo de este concepto: la necesidad de la preparación y los aspectos personales y creativos que hay en ella. Más allá del evento histórico que tuvo lugar hace más de tres mil años, este acontecimiento nos ofrece una guía útil para nuestras vidas en cualquier época histórica.
El pueblo judío estaba por entrar a la Tierra de Israel. En otras palabras, estaba a punto de emprender un gran proyecto, algo central y fundamental que, claramente, fue ordenado por Di-s: el cumplimiento de la travesía de la salida de Egipto. Antes de dar este gran paso, enviaron a un grupo de doce hombres a la Tierra de Israel para que investigara la situación. Los sabios dicen que esto no fue una orden de Di-s, sino algo que el pueblo judío decidió por sí solo.
Esta historia tiene dos dimensiones paralelas: por un lado, nos está contando sobre hechos del pasado; y por el otro, también nos guía en el presente. Como explica el Rebe de Lubavitch, la Torá nos está diciendo que existe una necesidad verdadera y profunda de detenernos, de pensar y de prepararnos antes de realizar determinadas acciones en nuestras vidas. Estas acciones incluyen el cumplimiento de las órdenes de Di-s todos los días. “Entrar a la Tierra de Israel” representa todo lo importante que hay en el judaísmo y en la vida. Antes de cada acción, debemos investigar y reflexionar.
Como en el caso de los espías, la reflexión tiene una cualidad personal e individual. Reflexionar no es una “orden”. No hay instrucciones para hacerlo. Uno necesita tomar la decisión de utilizar la mente y pensar creativamente para poder prepararse adecuadamente. Una persona que solo sigue las reglas no va a poder pensar claramente sobre todos los temas.
Hay un equilibrio sutil. Las reglas las tenemos que cumplir. De hecho, ese fue el error de los espías. En el transcurso de su investigación, ellos decidieron que no había necesidad de intentar cumplir con la orden de Di-s de ir a la Tierra de Israel, ya que esto sería imposible. Dijeron: “Que se den por vencidos”.
Esto nos muestra que en este caso, la preparación no fue la correcta. En vez de investigar cómo cumplir con la orden de Di-s, se discutió si cumplir o no con la orden.
El desastroso efecto que tuvo ese caso fue el retraso de cuarenta años para entrar al lugar prometido; de hecho, fue la pérdida de toda una generación. A pesar de esto, el Rebe nos deja un comentario, y queda una enseñanza positiva para nosotros.
Las buenas acciones requieren de una buena preparación, y esta necesita de una dimensión personal y creativa combinada con la fe de que si Di-s nos ordenó que lo hagamos, podemos hacerlo y es lo correcto. La pregunta es cómo hacerlo de la manera más significativa.
A través de esta pausa para reflexionar y logrando un balance entre la fe en Di-sy la creatividad, cada individuo puede entrar a su tierra prometida y, así también, ayudar al resto de la humanidad. (www.es.chabad.org)
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