El Dr. Ami (Amram) Cohen, de bendita memoria, hace ya dos décadas que no está físicamente entre nosotros, pero las raíces de lo que plantó continúan dando frutos. Y ninguno puede ser mejor que haber salvado la vida de casi 6.000 niños de 62 países que llegaron al hospital Wolfson de Holon en Israel por problemas cardíacos, y gracias a los médicos que allí trabajan en “Save a Child´s Heart” (Salvar el corazón de un niño-SACH en su sigla inglesa) fundado por él, pudieron seguir adelante.
Ami emigró de Estados Unidos a Israel en 1992 y comenzó a trabajar en el Hospital Wolfson. “Poco después lo contactó un colega, cardiólogo infantil de Etiopía, el único en el país, que podía hacer diagnósticos pero no podía operar”, nos contó Tamar Shapira, encargada de Relaciones Públicas de “Salvar el corazón de un niño”.
“ Le dijo a Ami que necesitaba con urgencia su ayuda con dos operaciones claves para salvar la vida de dos niños. Ami le dijo que los mande. No había ninguna infraestructura. Durmieron en la casa de Ami, amigos lo ayudaron. Los operó y así les salvó la vida”.
Aquellos dos primeros niños eran Helene y Abdul. Fueron operados en 1996.
Luego le mandaron otros dos y dos más y el Dr.Cohen decidió que dedicaría su vida a eso, creó formalmente “Save a child´s heart” y comenzó a traer niños de países en desarrollo que necesitaban ser operados.
En 1996 viajó la primera delegación médica de SACH al exterior. Fue a China.
Desde entonces hubo más de 100. De ellas, aproximadamente 30 fueron misiones para operar y cateterizar y más de 70 para capacitar y examinar.
En el 2000 partió la primera delegación quirúrgica a Etiopía.
En la publicación “The Annals of Thoracic Surgery” salió en el 2001 un artículo de enorme repercusión, un mensaje que fue enseñanza, escrito por el Dr. Ami Cohen, el Dr. Sion Houri y el Dr. Akiva Tamir: “Save a Child’s Heart: We Can and We Should”, o sea “Podemos y debemos”. Destacaba el imperativo moral de la atención cardíaca pediátrica en el mundo en desarrollo y ofrecía el modelo de SACH como solución.
El Dr.Ami Cohen falleció en el 2001 un día después de escalar el Kilimanjaro con su hija, sufriendo falta de aire .Pero la asociación que se había convertido en actividad central en su vida desde hacía unos años, ya era una realidad. Sus colegas se comprometieron a continuar con su obra.
En el 2004, llegó el primer pequeño paciente de Irak.
En el 2008 la niña Gaida de Nablus fue la paciente palestina número 1000 en ser tratada en SACH.
Y en el 2013, fue internada la primera niña llegada de Siria.
En el 2019 se llegó a un hito especialmente emotivo. Se recibió a tratamiento en SACH al niño número 5.000, cuya madre había sido operada y salvada en el mismo marco 20 años antes. De hecho, una niña, Fatma, de Zanzíbar.
En el video que publicamos a continuación, aunque lamentamos no tenerlo traducido al español, vemos la historia de Fatma y su mamá y otros aspectos emotivos del trabajo de SACH.
Un trabajo multidimensional
El trabajo de la asociación tiene tres dimensiones claves: las operaciones mismas a los niños que llegan al Wolfson, la capacitación de médicos en sus propios países para que puedan atender a los niños sin movilizarse, y la capacitación de médicos del exterior en el propio hospital.
Desde el lanzamiento de esta singular iniciativa, han sido capacitados más de 140 equipos médicos,más de 100 delegaciones médicas viajaron al exterior a capacitar, enseñar, diagnosticar y tratar a niños en diferentes países, trabajando hombro a hombro con sus colegas en los distintos destinos.
Ahora están capacitándose en el programa 10 miembros de equipos médicos, de ellos 5 palestinos, 3 de Etiopía y 2 de Zambia.
En estos mismos momentos hay 31 niños de Zambia, Uganda, Zanzíbar, Tanzania, Etiopía, Nigeria, los territorios controlados por la Autoridad Palestina y la Franja de Gaza. Aproximadamente 2.000 niños palestinos han sido atentidos todos estos años. Todos los martes funciona la así llamada “clínica palestina” y llegan aproximadamente 20 niños para ser revisados.
Por todo esto, por el encare, el sueño y sus logros, SACH ha sido galardonado con varias distinciones internacionales. Y en el 2018 se convirtió en la primera organización israelí en recibir el premio Población de las Naciones Unidas.
Y sabiendo hoy todo lo que se ha hecho y se sigue haciendo, volvemos a los comienzos.
“Recuerdo la conversación aquí, en este mismo corredor, parados, sin sentarnos siquiera, con Ami”, nos dijo años atrás el Dr.Sion Houri, entonces Jefe de Cuidados Intensivos Pediátrico al recibirnos en el Wolfson, hoy ya retirado. De fondo se oían los sonidos de los aparatos que indicaban vida y mucha atención. “Yo había llegado poco antes al hospital, tras una fellowship en cardiología infantil en Los Angeles. Y cuando Ami me dijo que quiere traer dos niños de Etiopía a operarlos, confieso que pensé que había enloquecido. En ese momento no se hacía aquí operaciones de corazón a niños y claro que además, si venían de Etiopía, había muchos aspectos más en lo que pensar”, contaba el Dr. Houri.
“Al principio no había ninguna organización, éramos sólo tres locos, un loco grande (Ami Cohen) y dos locos más chicos, o sea el cardiólogo infantil Aki Tamir y yo. Fue todo complejo. Pero al año y medio todos nosotros volvimos a Etiopía a revisar a los niños que ya habíamos operado y a los que estaban por viajar a Israel para una operación.Y ahí quedamos contagiados definitivamente con el entusiasmo por lo que ya se convirtió luego en un gran proyecto, ya que vimos la influencia de la operación en esos niños, en su ambiente, cómo les había cambiado la vida”.
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