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| viernes noviembre 15, 2024

Testimonios desde la frontera entre Israel y Gaza, tras la construcción del gran obstáculo destinado a frenar los túneles de Hamas


Januca . Jaim Levy y flia.

Hace varios años, en una de mis coberturas en la zona conocida en hebreo como “Otef Aza”, o sea la zona del sur de Israel aledaña a la frontera con la Franja de Gaza, llegué al kibutz   Nir Am a una serie de entrevistas. En el jardín de infantes pude conversar con algunas de las maestras jardineras y varios niños cuyos testimonios llegaban al corazón. Llegó la hora en que los padres venían a buscar a sus hijos. Uno de ellos, un hombre joven, alto y apuesto,  entró con un rifle al hombro, que luego entendí tenía por ser uno de los encargados de seguridad del kibutz, lo cual yo desconocía en el momento que me le acerqué y le pregunté si estaba armado porque venía de “miluim”, el servicio de reserva. Su respuesta, tan fuerte y tan natural, me congeló la sangre: “No, es por si en el camino se abre la tierra y un terrorista sale de un túnel”.

No era manía de persecución. Se trató durante años de una amenaza latente, de la cual venían señales directas desde debajo de la tierra, sonidos y ruidos que la población de la zona oía y temía significaran lo peor.

El tema de los túneles cavados por los terroristas ya tiene muchos años.

En el 2006 Hamas logró a través de uno de ellos irrumpir en la zona fronteriza de Kerem Shalom, matar a dos soldados y secuestrar a Guilad Shalit, que estuvo en sus manos en Gaza durante 5 años y medio. Al año siguiente, en junio del 2007, Hamas expulsó por la fuerza a la Autoridad Palestina de Gaza y tomó el poder en la Franja, lo cual acrecentó la amenaza para Israel, que-recordemos- nunca fue sólo de los túneles sino también la de los ataques con cohetes , de los que muhos miles fueron lanzados desde Gaza.

El jefe de Hamas Ismail Haniye dejó en claro las intenciones al declarar el 19 de octubre del 2013: “Miles de combatientes sobre la tierra y miles de combatientes bajo tierra se preparan para  la gran batalla para liberar Palestina”. Cabe señalar que Hamas no reconoce a Israel como Estado soberano.

Más de 30 túneles fueron destruidos por Israel durante la guerra del 2014.

Según el Tte. Cnel. Peter Lerner, en aquel momento portavoz militar, la necesidad de destruir los túneles era clarísima: “Hamas tenía un programa, atacar simultáneamente, en forma coordinada, desde varios túneles, con 200 terroristas armados de pies a cabeza, diversas comunidades civiles israelíes aledañas a la frontera”.

Israel siguió hallando túneles mientras ya había comenzado a construir el obstáculo –que desde hace una semana está en pie- y fue implementando gradualmente una tecnología de avanzada para detectar los túneles.

Tras la destrucción de los más de 30 túneles en la guerra del 2014, otros más de 20 túneles fueron hallados hasta el 2020, entre ellos el más profundo de todos,  con un sofisticado sistema de ventilación, de 2 kms de largo, originado en Khan Yunes al sur de Gaza y con salida en una arboleda del kibutz Kisufim.  En el ejército israelí estiman claramente que era parte de un plan de gran envergadura de Hamas, de enviar comandos de su unidad élite “Nuhba” a irrumpir en varios poblados civiles del sur de Israel.

 

Con todo esto de fondo, la finalización de los trabajos del gran “obstáculo”-subterráneo, por tierra y en el mar- entre Israel y Gaza, es un motivo de alivio para la población del sur. Todos saben que eso no frena cohetes, un desafío con el que aún hay que lidiar, pero blindarse ante la amenaza de los túneles tiene gran valor.

Apretando aquí puedes leer la nota sobre el nuevo obstáculo.

Pedimos a algunos residentes de la zona aledaña a Gaza que compartan con nosotros su análisis y percepción de la situación a raíz del nuevo obstáculo.

Estos son algunos ejemplos.

Ruben Friedmann, nacido en Montevideo, llegado a Israel de Uruguay en 1973, del kibutz Ein Hashlosha

Ruben Friedmann, con su esposa Estela Waiserbas, sus hijos Itay y Dana y su mamá Berta

 

“La finalización de las obras de la barrera en la frontera con Gaza han dado a la gran mayoría de los que vivimos en poblaciones cercanas a la frontera una sensación de alivio y disminución de la  sensación de que el peligro latente de los túneles que Hamas construía desde Gaza hacia Israel. Para muchos esto era motivo de temor de sentirse de golpe y porrazo invadidos por terroristas dentro de sus casas, algo que podía ocurrir en cualquier momento.

 

El hecho de que parte de los túneles que se descubrieron a lo largo de los años estén en campos de Ein Hashloshá fue un impedimento para que muchas familias vengan a vivir a nuestro kibutz y otros kibutzim de la zona. La construcción de la barrera fue un gran aliciente e incentivo de tranquilidad tanto para los que vivimos muchos años pegaditos a la frontera , como a familias que han decidido integrarse a nuestros kibutzim .

En mi opinión , la barrera no podrá darnos 100% de tranquilidad , todo el tiempo que los gazatíes no tengan un horizonte de salir de la pobreza y de la gran desocupación, motivo en algunos casos de integración a grupos radicales. Considero además que Hamas se aprovechó de las debilidades de los distintos gobiernos israelíes que en vez de atacar a los líderes terroristas se dejan chantajear por ellos y en la práctica les dan una especie de inmunidad.

Quisiera destacar en especial la sensación de seguridad a partir del 2010 cuando nos pusieron la pieza blindada en cada casa,lo que en hebreo se llama “mamád”, un refugio dentro de la propia casa, así como cuando empezaron a funcionar las baterías de Kipat barzel, el sistema protector anti cohetes Cúpula de Hierro.  El problema es por supuesto más que nada en el caso de familias con chicos que se sienten obligadas a irse de la zona cuando se rompe el cese de fuego”.

Merav Cohen,Kibutz Ein Hashlosha

Merav Cohen con sus hijos Ori, Matan, Roni y Libi

 

Vive en Ein Hashlosha con sus cuatro hijos, los varones mayores Ori y Matan y las menores, Roni y Libi

 

“El gran obstáculo subterráneo construido hace poco a lo largo de la frontera entre Israel y Gaza es un gigantesco proyecto tecnológico que costó miles de millones de dólares y se ha dicho que cambia la realidad. Y en efecto, aporta mucho a mi sensación de seguridad porque su objetivo de frustrar la amenaza de los túneles de Hamas sobre nosotros y nuestros hijos. También reducirá significativamente la infiltración de terroristas a territorio israelí, con lo que lidian continuamente los soldados de Tzahal.

El obstáculo también es importante en su dimensión civil porque la sensación de seguridad que da la población de las localidades aledañas a la frontera, hace posible que siga creciendo demográficamente la zona y que esas localidades florezcan.

 

Agradezco al gobierno y todos los involucrados en la realización de este proyecto tan importante y significativo.

Al mismo tiempo, es imprescindible recordar dos cosas claves.

En primer término, Hamas es una organización terrorista dedicada continuamente a ver cómo dañar a la población civil israelí. No se queda cruzado de brazos y no cesa de buscar formas de amenazarnos.Por ende, aunque es cierto que el obstáculo neutraliza la amenaza de los túneles, aún no se ha hallado una respuesta absoluta al disparo de cohetes hacia nosotros. Y Hamas desarrolla continuamente tecnologías nuevas para atacarnos, como ser el uso de drones con explosivos.

Esto me lleva al último punto.

El obstáculo no sustituye la necesidad imprescindible y urgente de hallar una solución que permite a los habitantes de las dos partes de la frontera vivir en paz, con seguridad y bienestar económico.

Por lo tanto, exhorto nuevamente a la cúpula política a hacer todo lo que esté a su alcance para hallar una solución de largo plazo al tema de la seguridad ante Gaza. Mientras eso no se haya logrado, este nuevo obstáculo no nos podrá brindar a nosotros y a nuestros hijos una rutina de verdadera tranquilidad por mucho tiempo.

 

Andrea Venegas de Glass, Sderot

Andrea Venegas de Colombia con su esposo israelí Tomer Glass y la hija de ambos Noya

Nacida en Colombia, residente en Israel desde hace 12 años , casada con el israelí Tomar Glass del kibutz Ein Hashlosha donde vivió hasta hace 3 meses. Ahora se mudó a Sderot. Tienen una hijita, Noya, que en enero cumple 5 años.

 

“Si bien ya había vivido la cotidianeidad del conflicto, la verdad es que aún cuando no había formado una familia me sentía segura y protegida por el ejército israelí. Pero desde que tengo una hija, el temor y la impotencia de no poder tener control de la seguridad plena para ella, me ha hecho plantear varias preguntas. ¿Es esta zona realmente un lugar sano para su crecimiento? ¿No le quedarán a mi hija secuelas emocionales para el futuro? Aún así pienso que nuestra zona es un paraíso porque vivimos rodeados de naturaleza, con muy buena educación, con actividades comunitarias, y estando en familia. Los pros nos fortalecen y nos dan motivación para seguir adelante.

Hace 3 años hemos sido fieles testigos de que se inició la construcción de una barrera terrestre para evitar que terroristas puedan pasar a nuestro terreno. El proyecto terminó y si me preguntan cómo me siento ahora, si me siento más segura ahora, la verdad es que tengo que decir que no, porque si bien es cierto que hay mucho más seguridad, la duda es cuál será el siguiente paso, qué otra idea pueden desarrollar del otro lado para pasar a Israel. Temo que el conflicto continúe por años, por siempre, aunque guardo la esperanza de que ambas partes podamos lograr a algún acuerdo algún día”.

 

 

Haim Levy, Kibutz Nir Itzjak

Haim Levy con su esposa y su hijo menor

 

Llegado de Colombia a Israel en febrero de 1990. Vive en el kibutz Nir Itzjak con su esposa y su hijo menor de 4 años. Sus dos hijos mayores de un primer matrimonio, también residen en el mismo kibutz.

 

“La verdad es que este nuevo obstáculo da una mayor sensación de seguridad, sobre todo la parte del muro que está bajo tierra, pues contra la amenaza de los túneles nos sentíamos con mucha incertidumbre. Cualquier ruido no explicado inmediatamente era sospecha de que ´me están cavando un túnel debajo de mi casa,  así que con esta barrera quedamos más tranquilos.

Lamentablemente no es algo que logre atajar ni los misiles ni los globos incendiarios, pero a nivel psicológico sí es de gran ayuda.

Quisiera comentar sobre la última escalada que vivimos por ahora, la del mes de mayo, que fue muy repentina y muy intensa. Tras pasar dos días encerrados en el refugio, la pieza blindada dentro de nuestra casa, decidimos irnos a Eilat para poder estar más tranquilos. Y de allí nos fuimos al centro del país hasta que todo volvió a la ´normalidad´y regresamos a casa en el kibutz.

Esta normalidad siempre nos da la sensación de tratarse de un alto el fuego temporario , porque sabemos que es cuestión de tiempo hasta que Hamas quiera volver a usar la población civil (de ambos lados de la frontera) para promover sus intereses. Y por eso el nuevo muro, aunque no soluciona el problema, algo de tranquilidad aporta.

Para que se entienda lo que significa vivir así, puedo contar que mi hijo de 4 años aunque estuvo esta vez sólo dos días en esa situación, porque nos fuimos del kibutz hasta que volvió la calma, se ven secuelas en su comportamiento, sobre todo con ruidos fuertes. La primera lluvia de ese invierno, al primer trueno preguntó si tenemos que ir al refugio”.

Semanariohebreojai

 
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