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| lunes abril 29, 2024

Crónica de una triple injusticia

El Ayuntamiento de Barcelona y el Parlamento catalán agitan el antisemitismo y quieren romper relaciones con Tel Aviv


Ada Colau, alcaldesa de Barcelona

En el curso de su historia reciente Barcelona decidió hermanarse oficialmente con Tel Aviv. Y lo hizo no una, sino dos veces con la ciudad israelí al otro lado del Mediterráneo. La primera ocasión fue una triangular con Tel Aviv y la ciudad de Gaza (1998) dentro del espíritu de paz del acuerdo de Oslo firmado por Israel y la OLP. El segundo acuerdo llegó en 2013 e intentaba profundizar las relaciones Tel Aviv-Yafo & Barcelona.

Esta relación está en peligro de muerte porque algunos miembros intolerantes de la élite, hoy en el poder de Barcelona y Catalunya, quiere dar el finiquito a la hermandad. Esta injusticia causaría un profundo e hiriente insulto a una mayoría de ciudadanos y a Israel. Internacionalmente, la percepción pública de Barcelona se recubrirá de un barniz antisemita que costará mucho borrar y que traerá desgracia y deshonra a nuestra ciudad.

Barcelona cuenta con más de 25 ciudades hermanas. Entre ellas San Petersburgo, Habana, Shanghái, Batumi, San Francisco y Gaza. Rusia invade Ucrania asesinando a cientos de inocentes, pero curiosamente no hay queja alguna con respecto al hermanamiento con San Petersburgo. Algunas de las ciudades hermanas están en países con infinidad de presos políticos y un sinfín de violaciones de los derechos humanos…Tampoco eso genera la menor duda. Estos hermanamientos están bien. En cambio, Tel Aviv, ejemplo mundial de tolerancia y libertad, no está bien.

De todas las ciudades hermanas, solo una ciudad, Tel Aviv, les genera odio y aversión. ¿Por qué? Una anciana enfermedad daña Barcelona, se llama antisemitismo y tiene que ser cortada de cuajo con una rápida respuesta.

El progresivo abandono y ahora el intento de acabar con esa relación representa la mayor de las traiciones, una triple injusticia:

Primero, a nuestra Ciudad. Barcelona podría haber aprovechado el vertiginoso crecimiento emprendedor de Tel Aviv, la capital de la «Start Up Nation», con su desbordante creatividad y espiritualidad: se habrían generado unas sinergias que nos habrían beneficiado en todos los campos. Hemos perdido una magnífica oportunidad de estrechar lazos, pero todavía estamos a tiempo de reparar lo ocurrido. Por suerte, las ciudadanías de ambas ciudades sienten un gran afecto y admiración mutuos. Y el entuerto se podrá enmendar.

En Cataluña vamos a contracorriente. Mientras Israel va desarrollando nuevos acuerdos y amistades con países musulmanes mediante los Acuerdos de Abraham, Marruecos, Emiratos, etc., el Ajuntament de Barcelona, y su tupida y bien subsidiada red clientelar de organizaciones, ponen la directa para desprestigiar a Israel y generar odio entre los ciudadanos de Barcelona y Tel Aviv. En paralelo, el Parlament, en una Declaración infame y única en Europa, ha declarado a Israel un Estado que practica el apartheid.

También es una grave injusticia a los ciudadanos de Gaza y Tel Aviv. Ambas ciudades pueden tener profundos desencuentros entre ellas, pero les une el amor por Barcelona. Pusieron sus esperanzas en Barcelona como sitio de encuentro, y les hemos traicionado.

Los acuerdos de Oslo dieron a Barcelona la responsabilidad de generar un espacio de acercamiento para crear puentes, generar amistades, atajar desconfianzas y sembrar un futuro mejor de paz y concordia… Sin embargo, parte de la élite en el poder en Catalunya opta por el antisemitismo en vez de hacer el bien y cumplir con su acuerdo. Qué vergüenza y qué mal uso de recursos públicos destinados a financiar organizaciones incívicas que promueven el odio a Israel en vez de generar iniciativas de paz y amistad.

La lista de agravios contra Tel Aviv e Israel es demasiado grande para ser escondida y pensar que todo es una equivocación. Va desde boicotear a las nadadoras israelíes en 2018 a que el mismo Sindic de Greuges clame por romper la amistad con Tel Aviv.

Por fortuna, la gran sociedad civil de Barcelona no es así. Quiere, puede y debe liderar una nueva fase de acercamiento. Debe facilitar un nuevo gobierno que deje atrás estos vicios ancestrales y fomente las relaciones de paz y progreso tanto con Israel como con Palestina. Solo así se sanarán las tres injusticias que pesan como una maldición sobre nuestra ciudad.

Blanca Navarro y Marti Gurria, Equipo Ejecutivo, ISFA

Se adhieren: B’nai B’rith Barcelona, Sección Najmanides de Barcelona, LICRA Catalunya, ARCCI.

 
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