Somos testigos contemporáneos de un nuevo acuerdo entre Israel y los países árabes después de décadas. Pero incluso hay quienes sostienen que se trata de un acuerdo diferente a los conocidos tratados con Jordania y Egipto, y que la relación con los Emiratos será mucho más cálida que la paz fría lograda con ambos.
Dentro del acuerdo existen numerosos artículos a elaborar relacionados con el desarrollo comercial entre las dos partes, pero existe la posibilidad de que el mismo pueda otorgar algunas facilidades para aquellos países interesados en conocer más el Medio Oriente y cómo emprender sus negocios ahí.
El panorama de la política actual en el mundo no nos presenta una imagen positiva, y es que dentro de la globalización que vivimos los conflictos terminan por intervenir dentro de las decisiones del resto de los países sin importar su status de protagonismo en la gran escena internacional.
La guerra de Rusia – Ucrania dio un giro en los asuntos de interés entre Latinoamérica y el resto del mundo, y si sumamos el avance del programa nuclear de Irán, el pronóstico global no se ve de la mejor manera, con riesgos e inestabilidades en alza.
Sin embargo, es posible que haya llegado el momento de enfocarse en la contribución y potencial de los Acuerdos de Abraham, en temas de seguridad energética y alimentación. No se trata solamente de ver el alcance de aceptación y colaboración de los Acuerdos con las grandes potencias, sino de analizar cómo este acuerdo podría ayudar a los países de América Latina a obtener las mejores ventajas de la cooperación en el Medio Oriente.
Latinoamérica se encuentra frente a nuevas oportunidades ante esta nueva realidad, incluso Europa en parte ya está tomando nota de ellas. Con la guerra en Ucrania, algunos diplomáticos y grupos de expertos europeos han comenzado a notar el potencial de los Acuerdos de Abraham para las necesidades energéticas y de seguridad de sus países.
Con los países hispanoparlantes nace una oportunidad de promover asociaciones trilaterales con y junto a los signatarios de los Acuerdos de Abraham. Los acuerdos de normalización firmados entre Israel, los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Bahréin en agosto de 2020 (los Acuerdos de Abraham), y posteriormente entre Israel y Marruecos en diciembre de 2020, han formalizado lazos económicos y de inteligencia que antes existían de forma discreta.
La guerra de Rusia-Ucrania y Latinoamérica
Para comprender más a fondo las posibilidades de participación de los países hispanoparlantes en los Acuerdos Abraham, realizaremos un mapeo de los países sudamericanos tratando de explicar sus posiciones ante la guerra de Ucrania y de qué manera podrían afectar en términos diplomáticos.
Entendiendo las diferentes posiciones políticas de los gobiernos latinoamericanos podremos discernir con cuáles países Israel podría comenzar a cooperar y con cuáles tendrían que cambiar sus políticas exteriores según sus necesidades.
También se asiste a un realineamiento en el Mediterráneo debido a los intereses energéticos comunes y la política exterior revisionista del presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan. En los últimos años, las relaciones entre Turquía e Israel se han deteriorado. En contraste, Israel y Grecia han desarrollado una asociación militar y energética con Chipre, mientras que Turquía se convirtió en un adversario, a pesar del reciente intento de Erdogan de enmendar las relaciones con Israel. El apoyo de Erdogan a los Hermanos Musulmanes y sus reclamos de derechos económicos exclusivos en el Mediterráneo, lo que podría socavar las exportaciones de gas a Europa, ha llevado a mejores relaciones entre Israel, la Unión Europea y los Emiratos Árabes Unidos.
Realineamiento geopolítico en Latinoamérica
La posición de América Latina ante la coyuntura internacional al tomar partido en la guerra de Ucrania optó principalmente por el rumbo liderado por Estados Unidos contra Rusia, con excepción de países incondicionales para Putin como Cuba, Nicaragua, Venezuela y Bolivia.
Además, aunque EE. UU., es aún un socio relevante para algunos países en LATAM, la situación actual presenta un panorama muy diferente al de años anteriores. Probablemente ya no pueda verse a EE. UU. como una potencia confiable para sus aliados, perspectivas y apoyo. Estados Unidos, al tomar un giro estratégico de no involucrarse plenamente en asuntos internacionales, no envía un mensaje claro a sus aliados de apoyo incondicional. La ambigua ayuda a Ucrania o la política débil hacia Irán, reflejada también en sus patrones de voto en Naciones Unidas, obliga a los latinoamericanos a o a replantear sus alianzas.
La situación de la economía latinoamericana
Las economías de América Latina y el Caribe tuvieron que enfrentar una coyuntura compleja durante el 2022 debido al conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. Según nuevas estimaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en el actual contexto, donde el conflicto de Ucrania ha agudizado los problemas de inflación, aumentado la volatilidad y costos financieros, se prevé un crecimiento promedio de 1,8% para la región. Las economías de América del Sur crecerán 1,5%, las de América Central y México un 2,3%, mientras que las del Caribe crecerían un 4,7% (excluyendo Guyana).
El resultado de la crisis se verá con el tiempo, en especial se traduce en una disminución de la demanda externa de América Latina y el Caribe. Esta última será crítica en el rubro de energía por ejemplo, ya que la guerra trajo un aumento de precios de los productos básicos, principalmente de los hidrocarburos.
El potencial de los Acuerdos de Abraham
Esta situación podría afectar el punto de vista político tradicional de algunos países latinamericanos alineados a los países que llevan como principal estandarte ideológico no llegar a un acuerdo con Israel por el conflicto israelí palestino. En la actualidad, el centro del conflicto de la zona se manifiesta en la tensión entre los chiitas liderados por Irán y los sunitas liderados por Arabia Saudita. La expansión de la amenaza militar chiita produjo una cohesión en los países sunitas que buscaron la alianza con Israel, que cae bajo la misma amenaza expansionista iraní. Emiratos Árabes Unidos, Bahrein lideraron la firma de los Acuerdos Abraham, incorporando también a Marruecos y el próximo paso, según la mayoría de los analistas y versiones no oficiales, lo dará Arabia Saudita.
Por lo tanto, los Acuerdos de Abraham reflejan una importante ruptura geopolítica y un cambio de paradigma en el mundo árabe, en el cual la causa palestina parece no actuar ya como impedimento ideológico principal para la paz y para el que Israel ha dejado de ser el principal enemigo.
Crisis europea y oportunidades
Hoy, frente a la situación actual que trajo la crisis de la guerra en Europa y que ha afectado la demanda de los países latinoamericanos, la realidad nos demuestra que los Acuerdos de Abraham pueden potenciar las relaciones entre Israel y América Latina. El nuevo realineamiento geopolítico propone áreas de cooperación trilateral entre los países hispanos, Israel y los signatarios árabes de los acuerdos en rubros como seguridad, cooperación económica y proyectos conjuntos para mejorar el área de la energía y la alimentación.
También existe la posibilidad de la cooperación académica, de inversión directa y turismo con la ventaja tecnológica de Israel y los recursos financieros de los Emiratos Árabes Unidos y Bahrein.
Oriente Medio News inicia una serie de artículos que analizarán las posibilidades para nuestros países hispanoamericanos de participar de las oportunidades abiertas por los Acuerdos Abraham. Nuestros lectores obtendrán así un catálogo de notas en español relacionadas al desarrollo comercial en Medio Oriente con datos internos y eventos relevantes.
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