Pasajeros israelíes que pasaron la noche en Arabia Saudita y hoy regresaron a Israel.
Shaul Golan
La historia de los 128 pasajeros israelíes que se encontraron realizando un aterrizaje de emergencia en la ciudad saudita de Jeddah nos recordó a todos cuán impredecible puede ser el mundo de la aviación y, a la vez, crear situaciones complejas.
Arabia Saudita, que hace sólo un año aprobó el paso de vuelos israelíes sobre su territorio, no mantiene relaciones oficiales con Israel, pero en el contexto de informes sobre posibles acuerdos de normalización el nivel de hostilidad en Riad hacia Israel es relativamente bajo. Durante todas las horas que los israelíes estuvieron en suelo saudí no hubo ninguna preocupación real por su seguridad. Pero, ¿Qué pasaría si el avión se viera obligado a aterrizar en territorio iraní?
Las aerolíneas extranjeras, como Emirates o Etihad Airways, que son populares entre los pasajeros israelíes que vuelan hacia el Este, sobrevuelan una serie de países hostiles como Irán, Pakistán y Afganistán bajo el dominio talibán. La mejor manera de evitar aterrizar en esos países es, en primer lugar, no correr riesgos y consultar en sitios de seguimiento de vuelos, como Playdardar, cuál es la ruta de vuelo típica y decidir si conviene o no.
Sea como fuere, la respuesta a la pregunta de qué habría pasado si el avión hubiera aterrizado en Irán es clara e inequívoca: independientemente de qué avión o de qué país se trate, los pasajeros están protegidos en virtud de los tratados que definen a los aviones como territorio del país bajo el cual están matriculados. El derecho internacional es muy claro en esta cuestión y prohíbe detener innecesariamente a pasajeros o interrogarlos. En todo momento los pasajeros están bajo la responsabilidad del capitán, ya sea que permanezcan en el aeropuerto o sean trasladados desde allí a un hotel si es necesario pasar la noche.
Cuando una aerolínea presenta un vuelo para su aprobación, a lo largo de toda la trayectoria del vuelo hay en cada punto al menos un aeropuerto que se define como un campo secundario al que se puede recurrir para aterrizar por cualquier motivo. En regiones del mundo como Europa o Estados Unidos hay aeropuertos por todas partes y no es un problema encontrar una ruta para aterrizar, pero sí en vuelos como ayer de Seychelles a Israel, cuando surge un problema en el sur del Mar Rojo sólo había una opción: la ciudad de Jeddah.
Recordemos que, para muchos pasajeros de todo el mundo, Israel es en sí mismo un país hostil, y también puede surgir una situación en la que ciudadanos de países hostiles aterricen en Israel debido a un mal funcionamiento del avión. Las aerolíneas pasan todos los días por los cielos de Israel de oeste a este y viceversa. De esos vuelos se verá obligado a aterrizar en Israel o en Ramon, el trato a los pasajeros será el mismo que recibirán los israelíes que aterrizaron en Arabia Saudita, incluso si son ciudadanos de Irán o Siria.
«La protección de los pasajeros es un interés del país anfitrión»
El capitán Alon Pereg explicó, en una conversación con Ynet, que «el mundo de la aviación está estructurado de manera diferente a toda nuestra política normal. Basta entender que todo se rige por el Convenio de Chicago que se firmó al final de la Segunda Guerra Mundial, y el mundo entero lo sigue. Esta percepción se formuló porque los países del mundo entienden la necesidad de mantener el transporte abierto, y cualquier daño en esta área perjudicará a todos».
«Un país que no respete las prácticas mundiales se encontrará aislado aéreamente, como le ocurre en gran medida a Rusia estos días. Lo mismo se aplica a las cuestiones de seguridad de los pasajeros que se encuentran en un aterrizaje no planificado en un país hostil o en uno que no ha sido definido como un país donde está permitido aterrizar. En general, es probable que los pasajeros de dicho vuelo permanezcan en el territorio del aeropuerto y no ingresen oficialmente al país, hasta la continuación de su viaje planeado. Vimos en casos que ocurrieron en el pasado que los pasajeros que llegaron a destinos no planificados tratados de manera justa y continuaron su camino. Es de interés general de los países que acogen tal aterrizaje no dañar a los pasajeros, debido a al énfasis global puesto en la seguridad de los pasajeros de la aviación», señaló el especialista consultado.
«Como capitán, anteriormente tuve la oportunidad de volar a lo largo del Mar Rojo en mi camino hacia Sudáfrica y el Este, en un momento en que no teníamos permisos para sobrevolar Arabia Saudita. Tenía claro que si tenía que aterrizar en Arabia Saudita, u otro país en el camino, para salvar a un pasajero enfermo o por un mal funcionamiento del avión, recibiría la mayor asistencia posible. Que podría salir con el avión y los pasajeros y continuar nuestro viaje en forma», aclaró Pereg,
Hace unos tres años hablamos con Benny Medvedev , un doctor en geofísica que abordó un vuelo de Turkish Airlines, de Estambul a Mumbai, en mayo de 2007 y aterrizó en Teherán debido a una falla en el motor del avión. «Empecé a caminar hacia la cabina, y las azafatas intentaron detenerme. Le dije a la tripulación: ‘Miren, hay un problema, tengo un problema con la nacionalidad’, pero me dijeron que volviera inmediatamente al asiento y que hablarían conmigo después de aterrizar», contó Medvedev.
«Inmediatamente después del aterrizaje, llegaron autobuses al avión para evacuar a todos a la terminal y traté de volver a entrar en la cabina. Una de las azafatas turcas me dijo que me sentara en la primera fila del avión y esperara. Unos minutos más tarde, dos miembros del personal de seguridad iraní subieron al avión y preguntaron: ‘¿Quién es el israelí?’ Ella me señaló y me dijeron que los acompañara. Como israelí, fue una situación muy desagradable», recordó.
Medvedev fue subido a un autobús que lo llevó solo a la terminal y después de una espera de seis horas los representantes de la aerolínea le ofrecieron ir a un hotel en el centro de la República Islámica hasta el próximo vuelo. Medvedev se negó. «No acepté que se pusiera una firma iraní en mi pasaporte israelí; fuera del aeropuerto ya estoy dentro de Irán», comentó Medvedev. «Todos los demás pasajeros del avión fueron trasladados a un hotel y tuve que esperar 16 horas en el aeropuerto hasta el próximo vuelo», añadió.
Posteriormente, el avión despegó, con Medvedev a bordo, hacia la India, pero una hora más tarde el avión volvió a su cauce y realizó de nuevo un aterrizaje de emergencia en Teherán debido a un mal funcionamiento en el segundo motor. «Ya no sabía qué hacer», dijo. «La segunda vez fue más fácil e incluso algunos miembros del personal de seguridad me resultaron familiares. Unas seis horas después del aterrizaje nos llamaron para abordar el avión nuevamente. El personal de seguridad iraní me trajo un bolígrafo de regalo y les dije que espero haya paz en el futuro y puedan visitar Jerusalem. Le di medio abrazo a uno de los miembros del personal de seguridad y él también me dio medio abrazo, y así terminó mi experiencia en suelo de Teherán. Es verdaderamente una experiencia que se recuerda toda la vida», concluyó Pereg.
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