¿Reconocer a Palestina o premiar a los criminales?

Los Parlamentos del Reino Unido, Irlanda y España se han apresurado a reconocer un todavía inexistente Estado palestino. Pronto lo hará Francia. Parece que se trata de una forma de ejercer presión sobre Israel para, supuestamente, destrabar el juego político en esa región del mundo.

Creo que esos países cometen un error tremendo. Mientras el Parlamento español deliberaba sobre ese reconocimiento, dentro de Israel algunos terroristas suicidas cometían crímenes injustificables contra civiles.

En un par de oportunidades, los terroristas atropellaban con sus autos a civiles que esperaban el autobús tranquilamente o cruzaban la calle. Recientemente penetraron en una sinagoga y asesinaron a cinco personas e hirieron a otras siete con tiros de pistola o a puñaladas.
Las autoridades de la Franja de Gaza, dominadas por la organización terrorista Hamás, felicitaron a los asesinos, convertidos en mártires tras ser abatidos por las fuerzas de seguridad israelíes, mientras la Autoridad Palestina de Cisjordania, presidida por Mahmud Abás, líder de Fatah, aunque con menos entusiasmo, culpó a Israel de los atentados.

Lo primero que hay que recordar a los países deseosos de contribuir al fin del conflicto árabe-israelí es que la crisis más grave y violenta se da dentro del mundo islámico.
Según confirma un informe de Amnistía Internacional, la policía política de la Franja de Gaza tortura y ejecuta a miembros de Fatah, mientras la policía política de Cisjordania hace lo mismo con los miembros de Hamás.

Pero ese mismo panorama fratricida lo vemos en Siria, donde suníes radicales y suníes menos radicales se degüellan mutuamente, mientras coinciden en degollar chiíes, occidentales y a cualquiera al que acusen de no militar en el bando de ellos, que es, por supuesto, el que representa la voluntad de Alá y su profeta Mahoma.

Como ha señalado Rafael Bardají, politólogo experto en el Medio Oriente, es un inmenso error reconocer, aunque sea simbólicamente, un Estado cuyas autoridades cometen toda clase de crímenes y se niegan a reconocer el derecho de Israel a existir. Eso es tratar de apagar el incendio echando gasolina.

Varios gobernantes israelíes, y entre ellos el premier Benjamín Netanyahu, han dicho numerosas veces que están más que dispuestos a reconocer un Estado palestino, siempre que esta nueva entidad se comporte pacíficamente y admita la existencia del Estado israelí.
El mensaje que emiten las naciones que ahora se empeñan en reconocer al Estado palestino, pese a los crímenes cometidos, es que no les importa que realicen actos terroristas contra Israel o contra grupos islámicos diferentes.

Eso reforzaría los peores instintos de Hamás, Hezbolá, la Yihad Islámica, los talibanes o los sanguinarios miembros del ISIS. Una pésima decisión que aleja insensiblemente el momento de la paz.

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