Los gases de la muerte

A comienzos de este mes de abril, vimos horrorizados la muerte de más de 80 personas, bombardeadas con armas químicas sobre la localidad siria de Jan Sheijun, en la provincia Idlib. Todo apunta a que los asesinos son parte de las fuerzas de Bashar Al Assad.

Frente a las imágenes de gente asfixiándose, nos vinieron a la mente los innumerables masacrados con Zyklon B, en campos de exterminio, a través de cámaras de gas disfrazadas de duchas colectivas, durante la II Guerra Mundial. La decisión de establecer cámaras de gas la tomó un comité del partido nazi en mayo de 1941, como “solución final” a lo que los nacionalsocialistas llamaron “el problema judío”. Así, los nazis aniquilaron a millones de personas, en su mayoría judíos.

Por eso, sorprendió que el secretario de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, al explicar la acción del gobierno de Trump para castigar a Assad, afirmó: “Teníamos a alguien tan detestable como Hitler y ni siquiera él se rebajó a emplear armas químicas”. Luego agregó: “Hitler no utilizó el gas sarín contra su propia gente del modo en que Assad lo está haciendo hoy en día”.

Hubo numerosas críticas a tal error que, además, ayuda a los judeofobos, quienes se regodean en negar la existencia de cámaras de gas, lo cual ha sido comprobado hasta el mínimo detalle por académicos multidisciplinarios.

No sabemos si los inadmisibles comentarios de Spicer, quien después se disculpó, obedecen a simple ignorancia o a la influencia de sectores supremacistas que apoyan a Trump. De hecho, este incidente nos hizo revivir el comunicado de la Casa Blanca del 27 de enero, por la conmemoración de la liberación de Auschwitz, en el que se omitió que la inmensidad de las víctimas fueron judías.

Queda la duda y en ese sentido, de haber voluntad, tienen compromisos por cumplir. Los funcionarios de la Casa Blanca deberían visitar el Museo del Holocausto a pocas cuadras. Por cierto, dicho museo exhibe una muestra de fotos sacadas clandestinamente de Siria, que atestiguan la variedad de torturas a las que el régimen de Assad somete a la población.

Resulta prioritario que la idea del “nunca más” surgida tras advertir los crímenes perpetrados durante el Holocausto, no sea un lema vacío, para ello se debe comenzar por reconocer los síntomas iniciales.

http://www.eluniversal.com/noticias/opinion/los-gases-muerte_649720