Bajo la tierra de Huqoq, en el norte de Israel, estaba la torre de Babel, la escena de Jonás y la ballena, Sansón con las puertas de Gaza al hombro, el ejército del faraón ahogado en el Mar Rojo, los espías en Canaan… Aparecieron como mosaicos de un colorido y una calidad increíble en la excavación de una sinagoga.
El equipo de arqueólogos, dirigido por la profesora Jodi Magness, de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, ha estado excavando el templo construido en el siglo IV d. C. en un pequeño pueblecito cercano al mar de Galilea. Los mosaicos componen un libro, o un maravilloso cómic, de historias bíblicas cuya presencia en tan modesta localidad sorprendió a los expertos, asistidos por Shua Kisilevitz de la Autoridad de Antigüedades de Israel.
El equipo lo promueven, además de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, el Austin College (Texas), la Universidad de Baylor (Texas), la Brigham Young University y la Universidad de Toronto.
Magness declara a ABC que «muchas de las escenas no tienen comparación con otra sinagoga de la antigüedad. Los mosaicos, además, contienen la primera representación de un relato no bíblico en un templo», es decir fuera del Antiguo Testamento: un elefante asociado a Alejandro Magno.
Los elefantes no aparecen en el Antiguo Testamento, de ahí la sorpresa, aunque las interpretaciones siguen abiertas: para Magness es sin duda una referencia al encuentro de Alejandro Magno con el sumo sacerdote, cuando ambos se vieron y Alejandro le rindió muestras de respeto. Otra posibilidad está relacionada con los asmoneos, descendientes de los macabeos, según Karen Britt y Ra’anan Boustan.
La enorme riqueza y el tamaño de esta sinagoga ha sorprendido al equipo porque «era absolutamente inesperado en el contexto de esta pequeña localidad». Su construcción «en los primeros años del siglo V d. C. indica que las comunidades judías de Galilea siguieron prosperando incluso después de que el Imperio Romano declaró el Cristianismo su religión oficial», afirma.
Hay otras sinagogas de la época con mosaicos, pero lo que hace único a Huqoq «es la gran diversidad de las escenas figurativas, muchas de las cuales no tienen posible comparación. Aún no puedo explicar cómo los habitantes de un pueblo tan pequeño pudieron permitirse un edificio tan grande y tan ricamente decorado», añade Magness.
La especialista, Karen Britt, miembro del equipo, está publicando su estudio sobre los mosaicos y cree que fueron «obra de artistas y talleres locales, pero que el estilo y el contenido muestran evidentes influencias y documentan contactos con regiones más allá de Galilea». Hay escenas únicas, como la de Jonás y la ballena, que «era popular en el arte de los primeros cristianos, pero que nunca antes se había hallado en una sinagoga de la Antigüedad».
¿Por qué se eligieron esas escenas y no otras? «No conocemos quién eligió las escenas. Personalmente, creo que es más probable que los miembros de la congregación, o los más adinerados patrones de la obra, pudieron ser quienes seleccionaron las escenas», asegura Magness. «Tal vez usaron un repertorio sugerido por los artistas o artesanos. Tampoco sabemos el propósito, pero podría haber tenido más de uno. Es posible que algunas escenas sirvieran a la liturgia. O tener un fin educativo. O puede que alguna (o todas) sirvieran para lanzar mensajes más amplios acerca del judaísmo o el Dios de Israel -por ejemplo la redención de su pueblo o esperanzas escatológicas…», confiesa.
Hoy estudian en el laboratorio el estuco que decoraba muros y columnas. Todos los mosaicos han sido extraídos para su conservación y los yacimientos han vuelto a llenarse con arena hasta la próxima campaña (no hay nada que visitar allí de momento).
Tragados por el tiempo como Jonas por la ballena, permanecieron así mil quinientos años, pero los arqueólogos los han rescatado para el presente y han contado su historia.
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