El Presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, ha saltado de una rama débil y ha dado marcha atrás, esencialmente, respecto de todas sus líneas rojas, excepto el declarar a Israel un estado judío, porque todas estas «concesiones» son temporales.
Su estrategia replica las «concesiones» de Irán declaradas en el papel pero que no tienen significado, porque no es necesario exigir condiciones para lograr lo que ya tienen y porque sus compromisos están escritos en la arena.
El lunes, The New York Times, en la entrevista que el columnista Thomas Friedman y el jefe de la oficina israelí del Times Jodi Rudoren le hicieron al Secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, le dieron a la plataforma de Abbas la apariencia de un cachorrito, pero sin cuestionar ninguna de las obvias mentiras y el engaño.
No por coincidencia, el mismo diario, la semana pasada, actuó como portavoz de Kerry y publicó detalles de su «marco», que le permite a Estados Unidos retirarse con gracia fuera del fiasco de las negociaciones de paz y dejar que la Autoridad Palestina e Israel hagan estallar la valija diplomática llena de aire caliente.
Abbas, quien una vez dijo que ninguna tropa extranjera podría poner los pies en la tierra en un estado de la Autoridad Palestina, ahora está de acuerdo en que una fuerza de la OTAN, liderada por EE.UU., patrulle en un estado futuro y dentro de las áreas de Jerusalén que caerían bajo soberanía de la AP.
Su supuesta gran concesión es una situación de ganar-ganar, porque sabe que las Naciones Unidas consideran la presencia judía en cualquier lugar, posterior a 1967, de Jerusalén como «ilegal».
Vi a las Naciones Unidas en acción durante mi servicio de reservista en la Intifada a principios de los años 1990. Estaba a cargo de un puesto de control cerca de Belén, cuando se acercó un automóvil de las Naciones Unidas con un funcionario suizo de las Naciones Unidas. Cuando le pedí sus papeles de identificación, respondió: «¿Por qué no te vas de aquí h-?» Palabras textuales.
En los últimos años, está documentado que oficiales y tropas de la ONU, una y otra vez, ayudan a árabes de la Autoridad Palestina a arrancar árboles plantados por judíos e incluso escoltan a árabes en protestas violentas.
Para Abbas una fuerza de la OTAN sería una ciruela, porque automáticamente se inclinaría en contra de Israel. Todo acto violento de árabes en Judea y Samaria sería seguido por un pedido de la OTAN a los colonos a mantener la calma, y todo disturbio o incluso violencia por parte de judíos sería una excusa para echarlos.
Abbas dijo incluso que los soldados israelíes podrían permanecer en Judea y Samaria – pero sólo durante cinco años. Es decir, cinco años más de los que había aceptado en el pasado, así que suena como una concesión «dolorosa». Pero él es un hombre paciente. Después de cinco años, los asentamientos se habrían ido y también los soldados.
¿Alguien recuerda la «Desconexión» y Hamas?
Israel entonces dependería de la Autoridad Palestina para defender las fronteras que separan al nuevo país árabe y lo que quede de Israel.
La mayor mentira y engaño que Abbas les dijo a Rudoren y Friedman es que la Autoridad Palestina no tendría un ejército, y los veteranos periodistas, que «conocen» Medio Oriente por estar en Israel durante un par de años para convertirse en expertos, no levantaron ni una ceja.
«Palestina, dijo, no tendría su propio ejército, sólo una fuerza policial, por lo que la misión de la OTAN sería responsable de evitar el contrabando de armas y el terrorismo que Israel teme», dijo Abbas a los reporteros «Estaremos desmilitarizados. ¿Creen ustedes que tenemos alguna ilusión de que podemos tener alguna seguridad si los israelíes no sienten que tienen seguridad?»
Ni siquiera pensaron en preguntar sobre los compromisos que la Autoridad Palestina asumió en los acuerdos de Oslo de no tener un ejército y de limitar su «fuerza policial» a 30.000.
No pensaron en preguntar, porque no quieren saber.
A continuación se presenta el texto de los Acuerdos de Oslo:
«De conformidad con la ley palestina, el empleo de policías que han sido condenados por delitos graves, o se haya encontrado, después de su contratación, que participan activamente en actividades terroristas, serán dados de baja inmediatamente y sus armas y documentos de identificación policiales serán confiscados».
El año pasado, policías y agentes de seguridad de la Autoridad Palestina estuvieron involucrados en innumerables ataques terroristas contra israelíes, incluyendo asesinatos. Esto no es nada nuevo, pero al menos la AP es consistente. Ya en 1996, Incluso, su policía disparó y mató a 15 soldados y civiles israelíes.
La Autoridad Palestina ha embaucado a occidente al crear un ejército, llamándolo fuerza policial, por lo que la afirmación de Abbas de que «Palestina no tendría su propio ejército» es un doble discurso.
Milicias árabes y bandas terroristas andan libres por Judea y Samaria bajo las narices de los «policías», una situación paralela a la de Gaza, donde Hamas afirma que esos repugnantes terroristas de la Jihad Islámica, y no los chicos buenos de Hamas, son los que están disparando misiles contra Israel.
Los Acuerdos de Oslo también establecen, «La parte palestina notificará a Israel de cualquier candidato a ser reclutado en la policía palestina. En caso de que Israel objete el reclutamiento de cualquiera de tales candidatos, esa persona no será reclutada».
El Ministerio de Relaciones Exteriores afirmó en 1996: «La AP se ha negado sistemáticamente a proporcionar a Israel listados exhaustivos de los posibles reclutas y ha procedido a reclutar policías sin el consentimiento israelí. En varios casos, la AP incluso ha reclutado, para servir en sus fuerzas de seguridad, a terroristas buscados. Abd al-Majid Doudin, que ayudó a planear el atentado suicida en Jerusalén del 21 de agosto de 1995, fue declarado culpable y condenado a 12 años de prisión por un tribunal de la AP, pero posteriormente fue liberado y contratado por la policía palestina en Jericó».
Los acuerdos también limitan la fuerza «policial» a 30.000 agentes, pero la cifra es de más de 80.000. Recuérdese, eso no es un ejército; es sólo una fuerza policial, armada con ametralladoras y equipada con vehículos blindados.
Abbas hizo otra «concesión». Está dispuesto a extender el fiasco de las negociaciones de paz más allá de su finalización prevista para finales de abril.
«No es una fecha sagrada», dijo Abbas a sus entrevistadores de guante de seda. «Supongamos que al cabo de nueve meses tenemos algo prometedor. ¿Debo detenerme? No me detendré. Si, después de nueve meses no conseguimos nada, si no hay nada en el horizonte, nos detendremos».
El factor decisivo es el que concierne al plan marco de Kerry, «Él tiene el derecho de hacer lo que quiera, y al final nosotros tenemos el derecho de decir lo que queramos».
Eso es exactamente lo que dijo el Primer Ministro Binyamin Netanyahu la semana pasada, así que eso deja a los dos en posesión de un marco no vinculante sobre el cual ambas partes pueden hablar hasta que Abbas se canse y vaya a las Naciones Unidas por el reconocimiento.
Ostensiblemente, la única cuestión de la que Abbas no se bajó, fue su negativa a reconocer a Israel como estado judío.
Ha blufeado sobre todas las otras «concesiones», para poder conservar esa carta. Una vez que obtenga todo lo que quiere, y tenga todo arreglado para que Israel pierda la condición de seguir siendo un estado judío, puede renunciar a esas concesiones también porque, al igual que Irán, ya habrá conseguido lo que quiere.
Tzvi Ben Gedalyahu es licenciado en periodismo y economía de la Universidad George Washington. Ha trabajado como reportero novato en la Virginia rural y como editor senior para importantes diarios metropolitanos canadienses. Tzvi escribió para Arutz Sheva durante varios años antes de unirse a Jewish Press.
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
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