Les reconozco que después del 7 de octubre y de todo lo que supimos en las siguientes semanas pensé –que inocencia la mía pasados los 50– que ya no podría sorprenderme nunca por el salvajismo de Hamás, por la capacidad de esos repugnantes asesinos para destilar el mal en un grado insólito de pureza. Lo cierto es que el grado de crueldad que los terroristas –y no pocos civiles, no lo olvidemos– desplegaron aquel desgraciado día está por méritos propios entre las cosas más horrendas que ...
No todos los palestinos son de Hamás, pero hay que ver qué bien lo disimulan
Hamas monta un espectáculo denigrante para devolver los cadaveres de dos niños, su madre y un anciano y supera un nuevo récord de ignominia