Cada vez que un líder, un partido, una organización o un gobierno ha prometido que traerá o repondrá la luz – el progreso, la justicia, la moral -, alguien, como decía Walter Miller en su novela A Canticle for Leibowitz, tendrá que ser culpado por la oscuridad que es, o que viene a representar, el pasado o el aciago presente. Ese alguien ha sido, y es, universalmente el judío. O, ahora, el estado judío. El judío es, pues, el nombre del mal, ...