En mis años de adolescencia solía aprovechar el tiempo muerto del viaje en ómnibus hacia el liceo, estudiando o tratando de resolver las últimas tareas domiciliarias "olvidadas" del día anterior. Esa manía de leer, la mantenía incluso cuando viajaba de pie. En cierta ocasión, transitando en bus por la caótica Tel Aviv de los años 80 -en donde las frenadas del chofer, hacían volar por los aires a los pasajeros más distraídos-, fui duramente increpado por algunas personas por estar leyendo ...