La prensa suele abundar en referencias religiosas, aunque a veces caen en la trampa de creer que el mundo está hecho a imagen y semejanza de su propia fe. Por ejemplo, atribuyen a las declaraciones del “rabino principal de Israel” (desconociendo que son dos) el mismo peso que una encíclica papal para el mundo católico. O llamando “tercer lugar santo del Islam” a Jerusalén, a pesar de no aparecer mencionada ni una sola vez en su único libro sagrado, el ...