Las imágenes de Gaza son desgarradoras. Bloques de apartamentos bombardeados, niños hambrientos, padres desesperados: el sufrimiento de los civiles es real, profundo y se manifiesta a diario. Cualquiera que no sienta compasión ante tanta miseria ha perdido toda empatía. Ningún ser humano debería ser obligado a vivir así. Ningún niño debería crecer entre escombros. Esta guerra debe terminar; cuanto antes, mejor. Pero la claridad moral exige más que compasión. Nos exige plantearnos preguntas difíciles: ¿Quién provocó este sufrimiento a los civiles ...