Los problemas de alcoba no son nada nuevo. Y parece ser que don Miguel Jerónimo de Cabrera, el padre del fundador de nuestra ciudad, estaba enamorado. Más que de su esposa, doña Elena de Figueroa, de su amante, doña María de Toledo, quien terminó siendo quien parió a Jeronimito. Aun cuando ya viudo se casó con doña María, el rey Carlos V lo mantuvo unos años desterrado en Portugal, hasta que pudo volver a su Sevilla natal. Varios historiadores serios, esos ...