Tamar y Lo Iadúa, el Rabí Desconocido, paseaban por la montaña una incipiente noche de primavera cuando les sorprendió una rara simetría en el cielo estrellado. Parecía como si la oscuridad toda confluyera y se concentrase en un punto y, a partir de él, en destellos regulares, retornase hacia los bordes de la noche. -"De día mandará el Creador misericordia y de noche su cántico estará conmigo"-recitó Tamar el Salmo 42:8-.Se diría que hemos visto un esbozo del Génesis, un remolino ...