Los enemigos de Israel y del pueblo judío, esos que sostienen que Jerusalén se está judaizado demasiado para lo que cabe, deberían pensar seriamente cuánto peor sería que se islamizase Bruselas o, pongamos por caso, de nuevo la Córdoba española. No tardaríamos en ver a los hombres en los cafés y a las mujeres ocultas en sus casas, velos por todas partes y desagües obturados y burros defecando a sus anchas cerca de las tiendas donde se vende té. Eso fue ...