Los mineros tenían, hasta bien entrado el siglo XX una técnica infalible para protegerse en las profundidades de la roca: Los canarios. La pequeña ave, más sensible que el hombre a la falta de oxígeno y a los gases tóxicos moriría primero que este si en las minas hubiesen gases venenosos o demasiado monóxido de carbono. Si los mineros veían a los canarios perecer o asfixiarse sabían que debían abandonar la mina a toda velocidad. El canario era el primero que sufría ...