Un acontecimiento deportivo menor celebrado en Dubái y Qatar durante las últimas dos semanas nos brinda una imagen de rara claridad sobre los corrosivos efectos de la habitual tolerancia mundial hacia los prejuicios antiisraelíes. Ni que decir tiene que ambos anfitriones de esta edición del campeonato mundial de natación de la FINA infringieron la regla que exige que todos los participantes sean tratados de igual forma, independientemente de su nacionalidad: no ondeó la bandera israelí (algo de lo que alardeó ...






























