En la Edad Media se desarrolló dentro del Islam una secta chiita a la que sus detractores llamaron hashashim, bebedores de la droga hashísh que les animaba a cometer los actos criminales más abyectos. De ahí (assasin) en muchos idiomas, incluido el nuestro, se deriva la palabra asesino. Desgraciadamente, el relato de superación que suele ser la historia del mundo en este caso nos lleva a un nivel más elevado, pero de bajeza humana. Cuentan los policías españoles que persiguen a los ...