Mario Satz Un chiste popular dice que un ciempiés tropezó, tropezó, tropezó, tropezó y tropezó. Teniendo tantos pies es natural que así sea, y varias veces además. Pero lo grave no es el desequilibrio y la eventual contusión tras el tropiezo sino la repetición infinita del desliz, la recurrencia del error, los malos pasos, las rutas sin salida, las ideas fijas y sombrías. Aunque estamos hablando del ciempiés en realidad nos referimos a Hamás, que atrapado entre la desarticulación siria y ...