La sorpresiva victoria electoral del primer ministro australiano, Scott Morrison, el fin de semana pasado, no solo sacudió el panorama político del país, sino que también es un buen augurio para otro país a miles de kilómetros de distancia: Israel. “Hemos tenido una relación sólida y constructiva con Scott Morrison personalmente y tuvimos una muy buena relación de trabajo con el gobierno que él dirigió”, dijo Jeremy Jones, director de asuntos internacionales y comunitarios para el Consejo de Asuntos Judíos de ...