De haberse quedado Israel en Gaza no hubiese habido este recurrente y siniestro goteo de globos y misiles y es probable que la realidad hubiese sido como en Jericó o en Nablus: piedras y cuchillos, ira verbal y un quemar de banderas y retratos. Atentados esporádicos y protestas con poca sangre. Ni los palestinos se hubieran separado en dos grupos casi irreconciliables, ni Israel hubiese tenido que lidiar con dos frentes a la vez. Uno falsamente colaborador, Ramallah, y otro odiosamente ...