Ya no cabe la menor duda que el terrorismo palestino funciona como un gran laboratorio, donde el banco de pruebas somos nosotros, los ciudadanos que vivimos en el Estado de Israel. Primero fueron los atentados terroristas con bombas a instituciones o bienes particulares -como cafes, casas de comida o lugares de esparcimiento-, luego a los autobuses, especialmente si en ellos viajaban escolares, siguiendo con el atropello a personas indefensas en las calles o paradas de autobuses, asesinatos indiscriminados contra personas distraidas, apuñalamiento a personas ...