Hashem decidió borrar de la faz de la tierra a toda la humanidad, en castigo de sus pecados. Lo haría inundándolo todo. Vendría el Diluvio. Extrañamente el agua, a veces vehículo de Salvación, como en el caso de Moisés arrojado al Nilo, o el mar abriéndose y cerrándose sobre las huestes del Faraón. Solo Noé, sus hijos y nueras, su esposa y una pareja de animales de cada especie se salvarían. Pobre Noé, viejito ya de unos seiscientos años, recibe el encargo de construir ...