La escuela Menashe Eliashar de Jerusalem, en el barrio Ramat Sharet, era ayer-como tantas otras en todo el país- un espejo del mosaico de la sociedad israelí. Ciudadanos seculares y religiosos e inclusive algunos ultraortodoxos del barrio aledaño Bait Vagan, subían y bajaban por sus escaleras, en camino a votar. En el patio de acceso al lugar, se mezclaban los carteles de distintos partidos, cuyos activistas, en el día mismo de votación, no tienen permitido hacer proselitismo junto a las urnas.Y ...