El 8 y 9 de agosto de 1659, dos viajeros que retornan de Ámsterdam comparecen ante el Inquisidor madrileño Don Gabriel de la Calle y Heredia. Uno es fraile agustino: fray Tomás Solano y Robles. Capitán del Tercio, el otro: Miguel Pérez de Maltranilla. “Preguntado fray Tomás para qué ha pedido audiencia”, narra su historia. Sus naufragios, primero, que dan razón de su llegada a ese puerto. Lo abominable que ha visto allí, de inmediato. “Vio y trató algunos Judíos Judaiçantes”. ...