Karin Kloosterman
De Israel21c
En lo más profundo de una enorme caverna de Sudáfrica –del tamaño de un hangar para aviones- cuatro científicos israelíes formaron parte de un equipo internacional que hizo un notable descubrimiento: la cocina más antigua del mundo. Allí no hay horno ni licuadora, pero sí contiene la evidencia más antigua encontrada hasta ahora del uso del fuego por los seres humanos.
De una antigüedad de un millón de años, sitio es unos 300.000 años más antiguo que la fecha aceptada hasta hoy del comienzo de la utilización del fuego. El tamaño y alcance de los restos que se encuentran en la oscura y húmeda caverna son una indicación tan clara que no hay duda sobre lo que significan, dice Liora Kolska Horwitz, Co-Directora del proyecto de investigación.
Como zooarqueóloga ayudó a reconstruir el ambiente general de la caverna en aquellos remotos tiempos y la fauna que pudo haberla habitado o que fue comida allí. Sus colegas de la Universidad Hebrea, Ari Matmon y Ron Hagai, y Naomi Porat, del Instituto de Geología de Israel, establecieron con gran certeza la edad de la caverna y de las actividades que se realizaron allí.
Sentados en torno a la fogata
El equipo de científicos internacionales co-dirigido por Kolska Horwitz y Michael Chazan de la Universidad de Toronto, examinaron trazas microscópicas de cenizas de madera y encontraron cerca huesos de animales en la Caverna Wonderwerk , en el norte de la Provincia del Cabo. Junto a esos restos había herramientas de piedra de una antigüedad de alrededor de un millón de años.
Chazan dijo que la caverna puede haber dado oportunidades para que los humanos desarrollaran cultura así como artes culinarias. “La socialización en torno a una fogata
podría ser un aspecto esencial de lo que nos hace seres humanos”, dijo.
Los hallazgos del equipo, publicados recientemente en Proceedings of the National Academy of Sciences, son considerado verdaderamente monumentales por varias razones, explica Kolska Horwitz.
“El primero es que somos el único animal vivo de este planeta que cocina su comida. Ningún otro animal lo hace. Hay algo único en eso, en la ventaja que nos dio. El fuego proporcionó calor y nos permitió vivir en regiones en las que de otra forma no podríamos vivir, como Toronto, por ejemplo”, dice Kolska Horwitz a ISRAEL21c.
“Posiblemente también sirvió para defenderse de los animales salvajes, y en el caso de los primeros homínidos para defenderse de otras personas”, agrega.
La posibilidad de cocinar la comida también tiene ventajas desde el punto de vista de la evolución. Reduce la presión biomecánica en las mandíbulas, lo que facilita masticar la comida, explica Kolska Horwitz. Y la comida cocinada posibilita una ingesta mayor de calorías, lo que a su vez permite al cerebro crecer y expandirse. Dice que el control y el uso del fuego fue “una enorme invención cultural y tecnológica que permitió a los humanos evolucionar y desarrollarse”.
Los israelíes fecharon los hallazgos
Los israelíes aportaron las herramientas y las técnicas para fechar los hallazgos. Hagai, experto en paleomagnetismo, examinó la inversión de los polos magnéticos de la tierra en relación a puntos de referencia conocidos. Matom, quien se especializa en datos cosmogénicos, midió la desintegración inducida por los rayos cósmicos en el suelo que durante mucho tiempo no estuvo expuesto al aire exterior, mientras que Porat aplicó técnicas de datación por luminiscencia a las diferentes capas de sedimentos presentes en la caverna.
La caverna de dolomita, de por lo menos dos mil millones de años de antigüedad, vio sus primeros habitantes hace probablemente dos millones de años. Kolska Horwitz no puede decir con certeza si en el tiempo de la cocina de un millón de años vivían personas permanentemente en la caverna.
“Sabemos que en períodos más tardíos la gente tendía a vivir permanentemente en cavernas. Lo que en esta caverna no hallamos es un hogar propiamente dicho (en su sentido original de sitio permanente donde se encendía el fuego) como los que se construyen aún hoy para encender fogatas en un campamento. Esos hogares recién aparecieron hace unos 400.000 años”.
Con la invención del hogar “la gente comenzó a utilizar el fuego de una manera mucho más rutinaria”, dice. Antes de ese remoto momento el trabajar con fuego probablemente “era cuestión de ensayo y error y terminaban hasta quemando toda la cocina”, concluye Kolska Horwitz riendo.
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