La investigación llevada a cabo por un equipo de arqueólogos de la Universidad Friedrich Schiller de Jena, en Alemania, apunta a que dicha placa pudo ser parte de una lápida, y que data de alrededor del año 390 de nuestra era, o quizá antes.
El equipo ha estado excavando durante tres años en una villa romana de Portugal, descubierta hace unos años por Jorge Correia, arqueólogo del ayuntamiento de Silves, durante un trabajo arqueológico efectuado cerca del pueblo de Sao Bartolomeu de Messines (Silves).
Cuando el equipo de Dennis Graen y Henning Wabersich se topó con la intrigante inscripción, surgieron muchas dudas. Como las inscripciones no estaban grabadas con claridad (la persona que las esculpió hizo el trabajo de un modo poco cuidadoso), los arqueólogos de Jena necesitaron de una larga investigación para descubrir con qué idioma exactamente estaban tratando. Una pista decisiva sobre el significado de la inscripción la aportó Jordi Casanovas Miró, del Museo Nacional de Arte de Catalunya en Barcelona, España, un experto bien conocido en inscripciones hebreas en la Península Ibérica. Casanovas está seguro de que se puede leer el nombre judío «Yehiel», un nombre que es mencionado en la Biblia.
En este caso no sólo es excepcional la antigüedad, sino también el lugar del descubrimiento. En el Imperio Romano de aquella época, los judíos por regla general escribían en latín, ya que temían que les aplicaran medidas represivas. El hebreo, como el de la losa de mármol redescubierta, sólo volvió a ser usado después de la decadencia de la supremacía romana, tras amplias migraciones de gentes en los siglos VI y VII de nuestra era.
Los arqueólogos también están sorprendidos de hallar indicios de convivencia entre romanos (lusitanos romanizados en este caso) y judíos, en una zona rural que probablemente fue una pequeña ciudad.
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