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| jueves mayo 2, 2024

El motivo de la fijación de Obama con Israel


Daniel Pipes

National Review Online

19 de Marzo de 2013

http://es.danielpipes.org/12695/fijacion-obama-israel

Original en Inglés: Explaining Obama’s Fixation with Israel

¿Por qué pone Barack Obama el acento tanto en Israel y su lucha con los árabes?

No es solamente que vaya a pasar varias jornadas de esta semana en Israel, sino sus desproporcionados cuatro años de empeño en solucionar el conflicto árabe-israelí. Su primera jornada entera como presidente en 2009 le vio nombrar a George Mitchell enviado especial en Oriente Próximo y también llamar a los líderes de Israel, Egipto, Jordania y la Autoridad Palestina. El secretario de prensa de la Casa Blanca justificaba este sorprendente hincapié diciendo que Obama utilizó su primera jornada en el cargo «para trasladar su compromiso con el diálogo activo en la búsqueda de la paz árabe-israelí desde el principio de su legislatura». Unas cuantas jornadas más tarde, Obama concedía su primera entrevista oficial como presidente al canal de televisión Al-Arabiya.

Hisham Melhem, responsable de la corresponsalía de Al Arabiya en Washington, superó la primera entrevista a Obama como presidente.

Tampoco cejó en su empeño más tarde. En junio de 2009, Obama anunciaba que «Es el momento de actuar» aliviando las tensiones entre Israel y sus vecinos, y afirmaba que «Quiero aprovechar la sensación de movimiento y avance… Confío en que si insistimos, habiendo empezado pronto, podremos hacer progresos importantes este año». En mayo de 2011 se decía impaciente con respecto a la diplomacia árabe-israelí: «no nos podemos permitir esperar otra década, otras dos décadas, otras tres décadas para alcanzar la paz». El nuevo secretario de estado, John Kerry, reiteraba estas opiniones en la vista de su confirmación en enero de 2013: «Hemos de buscar la forma de avanzar».

¿A qué se debe esta fijación con el conflicto árabe-israelí, que apenas ocupa el puesto 49 en cuanto a número de muertos desde la Segunda Guerra Mundial? Se debe al extraño convencimiento entre la izquierda, pocas veces manifestado de forma abierta, de que esta cuestión es clave no sólo para Oriente Medio sino para los problemas del mundo.

Como manifestación inusualmente franca de este punto de vista, observe las extrañas y espontáneas declaraciones de James L. Jones, asesor de seguridad nacional de Obama por entonces, en octubre de 2009. Dirigiéndose al colectivo J Street, hablaba de pasada de «perseguir la paz entre Israel y sus vecinos» y continuaba:

De todos los problemas a los que se enfrenta la administración a nivel global, si hubiera un problema que recomendaría al presidente hacer cualquier cosa para solucionar, sería este. Encontrar una solución a este problema tendría réplicas que reverberarían, que discurrían globalmente y afectarían a muchos otros problemas a los que nos enfrentamos en otras partes del mundo. Quien diga lo contrario miente. Este es el centro neurálgico, y es aquí donde deberíamos de centrar nuestros esfuerzos. Y me encanta que esta administración lo esté haciendo con tanto entusiasmo y compromiso.


James L. Jones dirigiéndose al colectivo J Street.

Aunque pronunciada un año antes del levantamiento árabe, esta intervención es digna de analizarse detenidamente porque brinda una importante información de la forma de ver el mundo que tiene la Casa Blanca.

Solventar el conflicto árabe-israelí afectaría a muchos otros problemas a los que nos enfrentamos en otras partes del mundo». Jones da a entender que la prolongación del conflicto agrava esos problemas. Su punto de vista es reiterativo en un sentido: por supuesto que poner fin a cualquiera de los conflictos del mundo mejora la tónica general. Pero desafía a la imaginación creer que la Casa Blanca espera la resolución de la cuestión de Jerusalén o los refugiados palestinos para ponerse a trabajar en la agitación kurda, los ataques islamistas, la insurrección civil siria, las ambiciones nucleares iraníes, la tesitura económica egipcia o la anarquía yemení.

«Quien diga lo contrario miente«. ¿Por qué no va a paliar el conflicto árabe-israelí la solución de otros problemas? No hay pruebas de esta estupidez ilógica y superficial. Derrotar al islamismo, obviamente, ayuda a resolver realmente el conflicto árabe-israelí, como ayudaría desactivar la bomba iraní.

«Es el centro neurálgico«. El apogeo islamista del año 2009 ya había dividido Oriente Próximo en bloques saudí e iraní parecidos a los de la Guerra Fría: Israel y los palestinos no fueron entonces ni son ahora el epicentro regional. Irán, Turquía o Arabia Saudí lo serían más bien.

«Aquí es donde deberíamos de centrar nuestros esfuerzos» Aquí es donde está el truco: Jones quiere poner el acento en la vivienda en Jerusalén o la red eléctrica de Cisjordania antes que ponerlo en el programa nuclear iraní, en proteger el abastecimiento de petróleo y gas, abordar el patrón de dictadura frente a insurgencia islamista o tratar la cuestión del gobierno cada vez más disfuncional de Turquía.

Hay gente que todavía considera Jerusalén el centro del mundo, o el centro neurálgico.

Al menos Jones no hizo la barroca afirmación próxima al antisemitismo de que Israel es responsable de todos los problemas de Oriente Próximo; pero su versión más templada de este sambenito no es menos trasnochada. Su análisis, tristemente, encaja en la mentalidad antisionista que impregna cada vez más al ala izquierda del Partido Demócrata.

Al interpretar la visita de Obama a Israel, los próximos cuatro años o la diplomacia de la Unión Europea, tenga presente esta lógica rara y retorcida.

 
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