Cuando Boicot, Desinversión y Sanciones ( BDS) lanzó su última campaña contra Sodastream, nunca podría haber imaginado el nivel de derrota que sufriría en el proceso.
En vez de llamar la atención hacia supuestos abusos israelíes de palestinos, la campaña BDS generó discusiones sobre todo lo contrario – que los palestinos realmente se benefician de la cooperación económica generada por empresas como Sodastream.
En el proceso, el BDS se las arregló para poner en cuestión una de las vacas sagradas del movimiento – que los asentamientos son el «obstáculo para la paz» en la región. Una persona razonable tras la noticia podría llegar a la conclusión de que el verdadero obstáculo es el tipo de boicot defendido por el BDS.
El CEO de Sodastream, Daniel Birnbaum, dijo a periodistas que estaba manteniendo la fábrica en Ma’ale Adumim abierta por lealtad a los cientos de palestinos que trabajan allí. Si se movía dentro de la Línea Verde, como exige el BDS, los trabajadores podrían perder sus puestos de trabajo.
«No puedo ver cómo ayudaría a la causa de los palestinos si los despedimos», dijo a The Forward.
El BDS ha apuntado contra Sodastream durante años debido a su planta de producción cerca de Ma’ale Adumim, apenas encima de la Línea Verde. Pero la campaña arremetió hace unas semanas cuando Sodastream anunció que estrella de Hollywood Scarlett Johansson sería su primer «embajador de la marca».
Pero la asociación Johansson – Sodastream demostró ser superior en la clase de tácticas que el BDS ha utilizado con eficacia en el pasado – el establecimiento de los términos del debate para su propia agenda.
Después de ser atacada por asociarse con Sodastream, Johansson hizo pública una declaración cuidadosamente elaborada alabando prácticas laborales de SodaStream:
Sodastream es una empresa que no sólo está comprometía con el medio ambiente, sino con la construcción de un puente para la paz entre Israel y Palestina, el apoyo a los vecinos que trabajan unos junto a los otros, recibir igual salario, igualdad de beneficios y la igualdad de derechos.Eso es lo que está sucediendo en su fábrica de Ma’ale Adumim todos los días laborables.
El mensaje ya había demostrado por resonancia con el público. Cuando BDS intentó contrarrestar los reclamos con los informes de los trabajadores palestinos que las condiciones en la planta no eran tan fuertes como la empresa presentó, los medios de comunicación investigaron. The Christian Science Monitor, por ejemplo, descubrió algo interesante:
Aquellos más familiarizados con la fábrica – palestinos que trabajan allí – en gran parte están del lado de la Sra. Johansson.
«Antes de boicotear, deben pensar en los trabajadores que van a sufrir», dice un joven temblando en la oscuridad previa al amanecer en Azzariah, un pueblo de Cisjordania cortado de oportunidades de trabajo en Jerusalén por el muro de hormigón de separación israelí. Anteriormente, obtuvo 20 shekels ($ 6) por día desplumando y limpiando pollos, y ahora él obtiene casi 10 veces más en Sodastream, que también proporciona transporte, desayuno y almuerzo.
Otros se unieron. El columnista del Philadelphia Daily News, Stu Bykofsky, escribió: » BDS afirma que sólo quiere lo que es bueno para los palestinos, no importa a cuántos de ellos les tiene que doler».
El mensaje es claro : el boicot a una empresa como Sodastream tiene un impacto real en los Palestinos. Nombrar una empresa como Sodastream un elemento negativo que debe ser boicoteado es un punto de vista miope que la gente está empezando a descubrir.
Y ese es el verdadero problema con todo el Movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones. Trata sólo de destruir, sin preocuparse por las consecuencias humanas. Y en última instancia, nada bueno va a salir de eso.
En cuanto a las repercusiones del tema en los medios hispanoparlantes, podemos mostrarles a un medio como El País, que había publicado un alarmante titular en primera instancia; para luego, y a raíz de los reclamos de sus mismos lectores, decidió cambiar por uno mas ‘amigable’.
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