En el mundo real, tres días después que el secuestro se hiciera de público conocimiento, aquellos que aseguran promover causas morales, permanecen callados.
En un mundo moral y justo, donde los derechos humanos universales eran más que un slogan a ser aprovechado cuando era políticamente conveniente, el secuestro de tres adolescentes israelíes hubiese producido indignación, inmediata y generalizada, reclamos de acción e, incluso, manifestaciones ante las Naciones Unidas reclamando su liberación. Pero, en el mundo real, tres días después de que el secuestro se hiciera de público conocimiento, aquellos que aseguran promover causas morales, permanecen, en esencia, en silencio.
El Concejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas no convocó a una reunión de emergencia ni designó una investigación para que sea encabezada por una figura de estatura internacional.
De modo similar, la red de poderosas organizaciones no-gubernamentales (ONG’s), que reciben cientos de millones de dólares cada año, en apariencia para defender los derechos humanos, otra vez muestran su desprecio por los derechos de los israelíes. La única excepción significativa es el Comité Internacional de la Cruz Roja, que emitió un claro e inmediato comunicado reclamando “la inmediata e incondicional liberación de los tres adolescentes”. Los otros, incluyendo a Amnistía Internacional con base en Londres, la Federación Internacional por los Derechos Humanos (París), la Red Euro-Mediterránea de Derechos Humanos (Bruselas), y Defensa por los Niños Internacional (Ginebra), permanecieron en silencio. Aunque siempre son rápidos en emitir condenas, publicar llamativos informes, llevar a cabo conferencias de prensa y lanzar campañas internacionales para acusar a Israel, no se tomó ninguna de esas acciones para llamar la atención hacia los israelíes secuestrados.
Incluso si no gozan de ninguna empatía con los israelíes, esos defensores de los derechos humanos deberían condenar el uso palestino del secuestro como medio para liberar terroristas. Estas organizaciones invocan, con frecuencia, el lenguaje, si no la esencia, de la ley y el juicio justo, como garantías necesarias para los derechos humanos. Pero, cuando se trata de atacar a Israel, estas normas son suspendidas.
Ninguna ONG de “derechos humanos” produjo, ni siquiera, un breve reporte sobre los violentos ataques contra civiles israelíes con los propósitos de secuestro y negociación, incluyendo el ataque a la escuela de Ma’alot (1974), el secuestro del ómnibus N°300 (1984), el secuestro de Gilad Shalit (2006-2011), y muchos más ejemplos anteriores a este secuestro más reciente.
El silencio del Observador de los Derechos Humanos (HRW) respecto al secuestro contrasta con sus golpes contra Israel en relación al ambiguo incidente, durante una violenta manifestación el 15 de mayo, en la cual dos palestinos fueron, se supone, asesinados. Ken Roth, el obsesivo líder israelí de HRW durante casi tres décadas, hizo mención a los secuestros en su hiperactiva cuenta de twitter, dedicándoles 140 caracteres. Sin embargo, incluso este mínimo reconocimiento fue moralmente confuso, como para restar importancia al caso.
Según Roth: “Asistir a una escuela en una asentamiento ilegal no legitimiza el aparente secuestro de los #adolescentes israelíes. Deben ser liberados”. Al encabezar el comentario con “el asentamiento ilegal”, Roth remarcaba la justificación para este acto de salvajismo, antes de admitir el derecho humano básico de los jóvenes israelíes a la libertad.
En respuesta a Roth, Hillel Neuer, Presidente del Observador de los Derechos Humanos, destacando que, cuando se llevaron a cabo los secuestros, ¿“Por qué Roth se molestó en mencionar que los jóvenes – dos de ellos de 16 años – estudiaban en un “asentamiento ilegal”?…Aunque Roth parece insistir en que, este hecho, “no legitimiza” su secuestro, la única posible razón que mencionó, fue para resultar ambiguo en su reclamo de su libertad.
Muchos de los defensores de derechos humanos de Israel, como Yesh Din, Adalah, PCATI (el Comité Público contra la Tortura en Israel), la filial local de Amnistía, etc., se volvieron, de repente, invisibles. Estos grupos, que reciben millones de euros, libras y coronas por parte de sus patrocinadores gubernamentales europeos (y algunos dólares del gobierno norteamericano) bajo el estandarte de “derechos humanos”, se focalizan, en exclusividad, en atacar a Israel. A diferencia de Roth, ellos ni siquiera enviaron algunos tweets en nombre de los adolescentes asesinados. La única excepción es B’tselem, que emitió un breve comunicado (pero ninguna otra acción) expresando “gran preocupación e interés por el destino de los tres estudiantes de la yeshiva secuestrados… B’tselem comparte la ferviente esperanza que los tres adolescentes regresen sanos y salvos a sus hogares… Aquellos que, ahora, mantienen cautivos a los jóvenes, deben liberarlos sin demora”.
Hasta ahora, todo bien. Pero luego agregan el “equilibrio” artificial similar a los tweets de Roth: “…las autoridades deben adoptar toda medida posible disponibles para defender los derechos humanos. Las autoridades israelíes deben abstenerse de infligir castigos colectivos a la población local. Del mismo modo, las fuerzas de seguridad debe tomar los pasos que sean necesarios para evitar cualquier violencia dirigida hacia los palestinos”.
Si la poderosa comunidad de derechos humanos, con sus recursos masivos e inmediato acceso a los medios y a los políticos, actuara con moralidad, eso evitaría los atentados terroristas palestinos, o los secuestros para intercambio de terroristas. Pero esto eliminaría la hipocresía del movimiento de derechos humanos, demostraría a los israelíes que importan como humanos con derechos, y quizá incrementaría los costos para los posibles secuestradores. Pero esta escena imaginaria depende de un mundo moral y justo, que está lejos de ser eliminado de la realidad de hoy.
El autor es presidente del NGO Monitor, y profesor de ciencias políticas en la Universidad Bar – Ilan.
seguramente estos hipocritas gritaran por la muerte de dos palestinos de m. pero no diran nada por la chica violada y asesinada por tres porquerias