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| lunes diciembre 23, 2024

Sentir Vergüenza


Vergüenza amarga de mi propio país es lo que siento cuando leo este titular en el periódico donde escribo:

Boicoteo por la actuación del judío Matisyahu en el Festival Rototom

¿Vamos a animarnos a seguir por ahí, dado el éxito antiguo del antisemitismo en una parte de la así llamada izquierda española? ¿Diremos “el judío Roth” o “el judío Auster” o “el judío Dylan” o “la judía Cecilia Roth” cuando hablemos o escribamos de ellos, a fin de que se sepa que de antemano esconden algo sospechoso, y  que quizás nos convenga exigirles que firmen una declaración de principios adecuada, antes de que participen en un acto público? Se ve que nos basta una sola palabra para definir a cualquiera que sea “uno de ellos”, sin necesidad de ninguna otra información. Al fin y al cabo, la idea de la limpieza de sangre, de tanto éxito a lo largo de los últimos siglos, es una de las grandes aportaciones españolas. A Sancho Panza, para ser gobernador, le bastaba su condición de cristiano viejo.

A un judío basta con llamarlo judío. Muchos españoles van de turismo a Nueva York y dicen: “Hemos ido a la calle esa de los diamantes donde están los judíos”. Creen que a los judíos se les distingue a simple vista, y que llevan tirabuzones y negocian con diamantes. Se sorprenden cuando uno les explica que en Nueva York están rodeados casi siempre de judíos, aunque ellos no lo sepan. A los que fuimos bautizados como católicos tampoco se nos nota a la vista. Para qué pararse a averiguar que hay judíos ortodoxos, judíos reformados, judíos seculares que no hablan hebreo ni yiddish, judíos simpatizantes con Israel y judíos hostiles, y que no es lo mismo un judío que un israelí, y que hay un cierto número de israelíes que no son judíos, del mismo modo que hay, gran asombro, israelíes de muchas ideologías distintas.

Algunos trabajan en organizaciones de asistencia a los palestinos, incluso, y defienden la retirada de los territorios ocupados y la necesidad de un estado palestino viable. Son tan distintos entre sí como podemos serlo los ciudadanos españoles, y pueden tener tan poco que ver con Netanyahu como muchos de nosotros con Rajoy o Aznar. Hasta hay un cierto número de ellos que son ciudadanos españoles.

Parece que mentira que haya que seguir explicando estas cosas.

Pero aquí seguimos: el judío Matisyahu, para que no quepa duda. Hay gente a la que le salta su antisemitismo tan reveladoramente como su hostilidad a la libertad de expresión. Hasta la censura es progresista, a condición de que la impongan ellos.

http://xn--antoniomuozmolina-nxb.es/2015/08/sentir-verguenza/

 
Comentarios

Es un placer leer un artículo del escritor Muñoz Molina. Recomiendo leer su libro «Sefarad». De todos modos, incluso él parece dar por sentado que los judíos deben retirarse sin condiciones de los territorios “ocupados”. Esto no es realista.

Daniel Yagolkowski

Una única objeción: cuando dice que hay judíos que «defienden la retirada de los territorios ocupados» y que trabajan a favor de los «palestinos» es un error garrafal: en primer lugar, nunca existieron los palestinos árabes y a quienes ahora se llama así son descendientes de los jordanos que Hussein II inyecto antes de 1948 en lo que iba a ser el futuro Estado de Israel, en un torpe intento, junto con la voladura de sinagogas del siglo 14 en Jerusalem, de demostrar que en esas tierras nunca hubo judíos.

Después de la guerra de 1948, esos usurpadores jordanos no fueron aceptados de vuelta ni por Jordania ni por otros países árabes: la idea era que Israel se vengara en ellos e hiciera una masacre que los árabes, fieles a su tradición de mercachifles plañideros, después llorarían mostrando la vesanía israelí. Además de derrotarlos militarmente, Israel decepcionó a los árabes y a los hipócritas de la ONU manteniendo, como hace hasta hoy, a esos parásitos árabes, parte por compasión, parte, muy grande, por estrategia.

Después de ña Guerra de los Seis Días, en 1967, ante la convicción de que a Israel no se lo podía vencer militarmente, se quitó la nacionalidad a esos jordanos (los propios árabes) y los empezaron a llamar «Palestinos». Hay que reconocer que tres años después, en 1970, hartos de que ningún país árabe los recibiera y de haber recibido esta ofensa de cambiarles sin permiso la nacionalidad, estos flamantes «palestinos» decidieron volver per se a Jordania… donde su propio rey, el mismo Hussein II, los masacró (más de 25.000 hombres, mujeres y niños en un día), sin que alguien, empezando por los hipócrita de la ONU, dijera una palabra. A este hecho se lo conoció como SEPTIEMBRE NEGRO, porque ocurrió en septiembre de 1970.

Entonces, los territorios «ocupados» son parte de Israel (la antigua Samaria) y están ocupados, sí, por usurpadores jordanos.

Es importante que no se perpetúe esta mentira, que es la base de la mentirosa propaganda árabe.

Más datos sobre quiénes eran los verdaderos palestinos y quién llamaba a qué Palestina se pueden obtener buscando la siguiente información: Arco de Triunfo de Tito, la inscripción Judaea Capta, qué era la Aelia Capitolina.

Muchas gracias

¿Se puede imaginar alguien que algun medio de comunivcacion en España o cualquier o tro país dijera “ Boicotean a la negra Beyonce «? No ¿Verdad? Pues este es el nivel racista que hay en España en otros paises del mundo.Ellos mismos se autodescriben.Es indignante!

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