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| domingo noviembre 17, 2024

El espíritu maligno de BDS es cada vez más fuerte en EE.UU.


El espíritu maligno de BDS ya está controlando algunas de las organizaciones de profesores y estudiantes en EE.UU. (Foto: AP)

 

Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld

Las encuestas que muestran un apoyo récord a Israel entre la opinión pública estadounidense son una ilusión; la atmósfera anti-Israel está infiltrándose en los más importantes centros de poder y conocimiento.

Muchas personas buenas y no tan buenas, piensan que BDS es una organización o un movimiento. Están equivocados. Es una atmósfera. Es un espíritu maligno. No es una crítica sobre la ocupación, ni sobre los asentamientos.

El antisemitismo fue definido alguna vez como hostilidad hacia los judíos más allá de lo necesario. BDS es el odio insondable hacia Israel más allá de lo necesario. Hostilidad que se convierte en racismo. Este espíritu maligno se ha infiltrado en los más importantes centros del conocimiento.

Hace varios días, el New York Times publicó un informe bajo el título «Bernie Sanders niega la afirmación de Internet sobre doble ciudadanía israelí» .El informe siguió a una entrevista en la radio pública en la que la entrevistadora, Diane Rehm, presentó la afirmación como un hecho. Sanders inmediatamente lo negó. Rehm es conocida por su actitud hostil hacia Israel. Más tarde se disculpó por su errónea declaración, diciendo que había tomado la información incorrecta de un comentario que leyó en Facebook.

Tal afirmación es un golpe debajo del cinturón para un candidato presidencial: Apunta no sólo a la doble nacionalidad, sino también a la doble lealtad. Esta es una afirmación que, en ocasiones, se hizo contra los defensores de Israel, junto con la afirmación de que en realidad son «Israel-Firsters» (personas que están a favor del interés israelí por sobre el interés estadounidense). Aquí y allá, se desliza también una afirmación de traición.

Así es que tanto la publicación de la solicitud como la publicación de la negación son un truco de manipulación periodística. Comienza con una falsa denuncia en Internet. Continúa cuando la afirmación se presenta como un hecho en un programa de radio importante. Y sube de categoría en el periódico liberal más importante de los círculos ilustrados. Es algo así como informar que «Sanders niega que acosa a su secretaria». La negación ya aclara que existen sospechas. Algo debe estar mal allí, si este hombre tiene que negarlo.

Sanders es un senador independiente que se identifica, en la mayoría de los problemas, con la facción de izquierda del Partido Demócrata. Se puso de pie objetando la guerra de Irak, y fue el primero en el Senado en anunciar que no asistiría al discurso en el Congreso del Primer Ministro Benjamin Netanyahu. La izquierda estadounidense debería estar orgullosa de él. Así que el problema no está en las opiniones de Sanders. El problema resulta que es el hecho de que es judío. Eso es suficiente para echarle la culpa.

Comenzó como una pequeña mentira, tal vez por parte de elementos radicales o antisemitas, de la izquierda o de la derecha. Estos elementos son parte del espíritu maligno que el BDS está teniendo éxito en crear. Es el mismo espíritu maligno que hizo que el Consejo de Estudiantes de la Universidad de California en Los Ángeles cuestionara a una estudiante, Rachel Beyda, acerca de su discreción. Allí también, las «sospechas» en su contra se centraron en el tema de la «doble lealtad». Es judía. Es sospechosa.

Los que rechazan el BDS dicen que es una cuestión marginal. No hay motivo de preocupación. Se trata de pequeños grupos sin influencia. Pero el incidente antisemita en la UCLA se está repitiendo en los medios de comunicación más importantes de EE.UU. Esta vez ya estamos hablando acerca de un candidato presidencial. El barro tirado contra Beyda ha alcanzado a Sanders. En ambos casos no son sus puntos de vista, es sólo el hecho de que son judíos.

Podemos presentar, una vez más, encuestas que muestran que la simpatía hacia Israel está en su apogeo en la opinión pública estadounidense. Pero eso es una ilusión. Porque existe un reptante proceso de cambios que tienen lugar en los centros de poder y conocimiento. El espíritu maligno de BDS ya está controlando a algunas de las organizaciones de profesores y estudiantes. Entre los jóvenes, judíos y no judíos, el apoyo a Israel está decayendo.

El coro habitual seguirá argumentando que todo es debido a la ocupación. Se pueden hacer afirmaciones en contra de la política israelí. Algunas afirmaciones son ciertas. Pero entender o justificar el espíritu maligno de BDS bajo la excusa de «la ocupación» es algo así como justificar el racismo contra los negros afirmando que hay personas negras violentas.

Así que el espíritu maligno de BDS es racismo que también se está infiltrando en la prensa. Y no, no es marginal. Es cada vez más fuerte.

http://www.ynetnews.com/articles/0,7340,L-4668994,00.html

 

 
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