Felicidades a los 71 doctores británicos que recientemente hicieron noticia por exigir que la Asociación Médica Mundial (AMM) expulse a la Asociación Médica Israelí (AMI) de sus filas. Su odio sin sentido y sus estrafalarias acusaciones —sobre que los doctores israelíes utilizan sus conocimientos médicos para torturar árabes— serían demasiado ridículas para creer si no fueran parte de un esfuerzo orquestado para desacreditar al Estado judío. Como respondió el representante de la AMI, el Dr. Zeev Feldman: “La espada del boicot ha sido levantada en contra de la comunidad médica y científica de Israel”.
La AMM fue fundada en 1947, luego del final de la Segunda Guerra Mundial, y tenía como fin “asegurar la independencia de los doctores” y promover “los mayores estándares posibles en cuanto a comportamiento y cuidado ético por parte de los doctores”. Desde entonces, la organización ha crecido hasta incluir a 111 organizaciones nacionales, de las cuales sólo la israelí ha sido atacada por las acciones difamatorias de quienes buscan desacreditar a Israel.
La singularización de Israel para este abuso es particularmente absurda si tomamos en consideración la reputación que tiene Israel de proveer conocimientos y servicios médicos de emergencia a países que han sido afectados por tragedias. Esto fue sumamente publicitado luego de los esfuerzos que fueron realizados el año pasado para rescatar y tratar a las víctimas del terremoto de Nepal y de otras heroicas acciones como el establecimiento de un centro médico avanzado para realizar procedimientos quirúrgicos a las víctimas del tsunami que afectó a Japón en el 2011.
Si el campo de la medicina académica busca construir puentes entre las diferentes culturas con la meta de mejorar los servicios de salud para todos, entonces son claramente los médicos israelíes quienes están a la vanguardia. El experto mundial de enfermedades contagiosas, Dr. Eli Schwartz, es conocido por sus viajes a Angola para tratar a las tropas de la ONU y por el cuidado que brindó al líder de Eritrea. Los viajes del pionero en Oftalmología, Dr. Saul Merin, a Malawi en la década de los 60 sirvieron posteriormente como modelo para iniciativas mundiales de la salud como ‘Doctores sin fronteras’ y ‘Socios en salud’. También debemos mencionar al Dr. Yoram Lass por su dinámico trabajo utilizando máquinas de hemodiálisis recicladas para fines industriales y agrícolas en naciones emergentes de África.
Y en cuanto al fomento del diálogo intercultural por medio de la medicina, no olvidemos que el Dr. Dan Kiesel fue nombrado médico en jefe de la selección nacional paquistaní de Cricket a pesar de sus orígenes, lo cual causó gran molestia entre los partidos islámicos del gobierno.
Pero para los 71 médicos que buscan deslegitimizar a Israel, no hay ninguna cantidad de bondad o buenas acciones por parte de los médicos israelíes que alcancen para apaciguar su odio. Uno se pregunta si estos individuos también están boicoteando las investigaciones médicas que han sido realizadas por doctores israelíes, entre las que se encuentran:
- El trabajo del Dr. Bernhard Zondek para desarrollar el primer test confiable de embarazo humano.
- La revolucionaria investigación del Dr. Zvi Laron en las áreas de endocrinología pediátrica y diabetes juvenil.
- Los desarrollos de primera línea de la Dr. Marelle Mechluf en nanotecnología médica.
- La investigación realizada por los doctores Avram Hershko y Aaron Ciechanover sobre homeostasis celular, con la cual ganaron el Premio Nobel de Química en el año 2004.
- Los esfuerzos pioneros del Dr. David Danon en la biología del envejecimiento.
- El fundamental trabajo realizado por el Dr. Arieh Shalev en el campo de Trastorno por estrés postraumático.
Habiendo conmemorado hace poco el fallecimiento del Dr. Martin Luther King Jr., recordamos su famosa declaración: “Cuando la gente critica a los Sionistas, se están refiriendo en realidad a los judíos… son comentarios antisemitas”. O, como escribí recientemente en un artículo referente a otro boicot académico —aquel realizado por la Asociación Antropológica Estadounidense y sus intencionalmente selectivas calumnias en contra del Estado judío—, no importa cuáles sean los hechos: algunas personas simplemente odian a los judíos.
Con sus inescrupulosas acciones, estos 71 doctores británicos han abandonado la misión de la AMM de promover el comportamiento ético entre los doctores. Al final, son ellos mismos quienes saldrán perdiendo por causa de sus llamados a boicot. Debido a su intolerancia, se han perdido la oportunidad de cooperar con colegas que están en la vanguardia de la investigación médica.
Hitler vive ahora en Gran Bretaña.