BDS: Oprimir Palestinos para Dañar a Israel

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Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld

El cierre, en octubre de 2015, de la fábrica de Sodastream en Mishor Adumim dejó a 500 palestinos sin trabajo.

En el núcleo del movimiento del Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) existe una guerra económica destinada a deslegitimar y marginar a Israel. Pero la fatal falacia del movimiento está enraizada en el hecho de que sus promotores están dañando a la propia gente a la que afirman representar.

Daniel Birnbaum es el CEO de Sodastream, uno de los mayores éxitos de puesta en marcha comercial de Israel. La empresa (que se hizo famosa con una publicidad de  la actriz Scarlett Johansson en el Super Bowl de 2014) fue una pionera en inclusión económica, estableciendo una fábrica en la Margen Occidental y empleando a trabajadores tanto palestinos como judíos (entre ellos un alto porcentaje de mujeres).

Debido a la continuada violencia en Siria, Sodastream también dio un paso más ofreciendo empleo a refugiados sirios – una de las pocas compañías de Medio Oriente en hacerlo. Proporcionar una vía para la seguridad del empleo de mano de obra calificada es un principio fundamental de la política de rehabilitación de refugiados. Israel ha estado en la vanguardia del éxito de reasentamiento y absorción de refugiados desde el principio del estado, integrando a casi un millón de refugiados judíos expulsados de tierras árabes.

Como Birnbaum lo subrayó en un comunicado de prensa,

Como hijo de un sobreviviente del Holocausto, me niego a mantenerme al margen y observar desarrollarse esta tragedia humana justo al otro lado de la frontera en Siria… así como siempre hemos hecho todo lo posible para ayudar a nuestros hermanos y hermanas palestinos en la Margen Occidental, ha llegado el momento para que las empresas locales y los líderes municipales enfrenten la crisis humanitaria siria y tomen la iniciativa para ayudar a los necesitados. No podemos esperar que nuestros políticos carguen con todo el peso de la prestación de ayuda a los refugiados.

Sin embargo, en octubre de 2015, cerca de 500 de los trabajadores palestinos de la empresa perdieron sus empleos. La razón no fue que la empresa no quería emplearlos más. Fue debido – al menos en parte – a los esfuerzos del movimiento BDS para montar suficiente presión internacional para cerrar las instalaciones. Aunque la compañía negó que fuera un factor, la táctica funcionó; muchos de los trabajadores fueron arrojados al desempleo.

No obstante ello, Sodastream ofreció 1.000 empleos a refugiados sirios en las nuevas instalaciones de la empresa en Rahat.

El movimiento BDS utiliza la presión económica para intenta intimidar al gobierno israelí para que cumpla los requisitos de su agenda. Sus efectos son de largo alcance, desde el activismo político en los campus universitarios hasta tácticas de guerrilla comerciales, como  pegar etiquetas en forma encubierta en productos comestibles para llamar la atención sobre sus orígenes israelíes.

Mayormente, sus afirmaciones están cargadas de connotaciones antisemitas y se basan en atractivos emocionales en lugar de datos concretos. Estas tácticas tienen consecuencias de largo alcance – y muy contraproducentes -, por ejemplo, la falta de voluntad de la dirección general para la seguridad internacional de inteligencia francesa para aceptar la tecnología ofrecida por una empresa de seguridad israelí que «podría haber ayudado a los agentes antiterroristas a monitorear a sospechosos en tiempo real», aumentando la probabilidad de evitar los recientes ataques terroristas mortales en París y Bélgica.

El movimiento BDS ha tenido poco impacto económico sobre Israel.

A pesar de sus aspiraciones, de hecho el BDS ha tenido poco impacto económico sobre Israel. Según Forbes, «El impacto del BDS es más psicológico que real, hasta ahora, y no ha tenido ningún impacto apreciable sobre el comercio israelí o la economía en general… dicho esto, las sanciones corren el riesgo de dañar a la economía palestina, que es mucho más pequeña y más pobre que la de Israel».

La centralidad de Israel para la política regional y global de EE.UU. no ha pasado desapercibida; el Congreso de EE.UU. trató de fortalecer las relaciones económicas y comerciales de Israel con EE.UU. con un proyecto de ley bipartidista – la Ley de Intercambio y Mejora Comercial EE.UU.-Israel – diseñada para contrarrestar al movimiento BDS y fortalecer la relación entre las dos naciones. El proyecto de ley «potencia las negociaciones comerciales en curso para disuadir a los posibles socios comerciales de EE.UU. de participar en la discriminación económica contra Israel» y «establece una clara política de EE.UU. en oposición al BDS dirigido contra el estado, que es perjudicial para el comercio mundial, la paz y la estabilidad regional».

El extremismo que propugna el movimiento BDS recalca la negativa del grupo a llegar a un acuerdo con el Estado de Israel y su ignorancia en la evaluación del panorama de las más importantes políticas de Medio Oriente.

Cuando a los refugiados sirios se les están ofreciendo empleos en Israel en una empresa israelí, está claro cuán alejado está el BDS de la realidad de Medio Oriente.

Asaf Romirowsky es el director ejecutivo de Académicos por la Paz en Medio Oriente (SPME) y un miembro del Foro de Oriente Medio. Nicole Brackman es un miembro del SPME.

Difusion: Porisrael.org