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| viernes diciembre 13, 2024

La Hermandad Musulmana, fuente de terrorismo


El objetivo, pues, es golpear con el terror los corazones de los enemigos de Dios, que también son enemigos de los partidarios del islam (…)» — Sayid Qutb, jefe ideológico de la Hermandad Musulmana en los años 1950 y 1960.

Traducción del texto original: The Muslim Brotherhood: Wellspring of Terrorism

La Administración Trump está considerando declarar a los Hermanos Musulmanes organización terrorista internacional, y en Human Rights Watch están indignados.

«Al designar a los Hermanos Musulmanes como organización terrorista internacional se los equipararía equivocadamente a otras organizaciones extremistas, como Al Qaeda y el Estado Islámico, y se convertiría en ilegales unas actividades que son legales», señaló Human Rights Watch. Su comunicado de prensa repetía la vieja afirmación de que

los Hermanos Musulmanes de Egipto renunciaron oficialmente a la violencia en los años 70 y decidieron promover sus ideas mediante actividades sociales y políticas.

Sumando su voz a la de los apologetas de los Hermanos Musulmanes, The New York Times refirió:

La Hermandad, una organización político-social con millones de seguidores, renunció oficialmente a la violencia hace décadas, y ganó las elecciones en Egipto tras la caída del presidente Hosni Mubarak, en 2011. Organizaciones vinculadas a ella se han incorporado a la vida política en lugares como Túnez y Turquía, y el presidente Barack Obama resistió durante mucho tiempo las presiones para declararla organización terrorista.

Durante décadas, los Hermanos Musulmanes han promovido un discurso público específicamente destinado al consumo occidental. En 2011 se demostró lo eficientes que eran al respecto cuando el entonces director nacional inteligencia de EEUU, James Clapper, afirmó, increíblemente, que la Hermandad era «en gran medida laica» y que había «rechazado la violencia y criticado a Al Qaeda por ser una perversión del islam». Y añadió: «Ha perseguido fines sociales y mejorar el sistema político de Egipto (…) No tiene unos intereses globales, en particular en lo relacionado con el recurso a la violencia».

Nada podría estar más lejos de la verdad.

El fundador de los Hermanos Musulmanes, Hasán al Bana, hizo de la violencia yihadista el eje de su movimiento. «La muerte es un arte», escribió, así como: «La lucha contra los infieles implica todos los esfuerzos precisos para desmantelar el poder de los enemigos del islam». La Hermandad introduce a sus miembros en una red deliberadamente secretista y opaca y promete: «La yihad es nuestro camino» y «morir en nombre de Alá es nuestra mayor esperanza».

Es difícil, de hecho, exagerar la importancia de los Hermanos Musulmanes en la promoción y propagación de la yihad a partir del siglo XX. Como concluía el comité de expertos británico en su informe sobre la Hermandad publicado en diciembre de 2015,

el discurso público [de los Hermanos Musulmanes] –especialmente en Occidente– hace hincapié en no recurrir a la violencia. Pero hay diferencias significativas entre las comunicaciones de los Hermanos Musulmanes en inglés y las comunicaciones en árabe; hay pocas pruebas de que la experiencia del poder en Egipto haya hecho a los Hermanos replantearse su ideología o su conducta. El compromiso oficial del Reino Unido con los Hermanos de Egipto no produjo ningún cambio discernible en su pensamiento. De hecho, incluso declaraciones de mediados de 2014 hechas por plataformas mediáticas vinculadas a la Hermandad parecen haber incitado deliberadamente a la violencia.

El análisis británico seguía diciendo:

Los Hermanos Musulmanes han defendido repetidas veces y a todos los niveles los ataques de Hamás contra Israel, empezando por el uso de terroristas suicidas y el asesinato de civiles. Los Hermanos Musulmanes facilitan la financiación de Hamás. La cúpula de los Hermanos, su homóloga jordana y Hamás están estrechamente vinculados. Existen conexiones más amplias con organizaciones asociadas a la Hermandad en toda la región, y altos mandos de la Hermandad (…) han justificado los ataques contra las fuerzas de coalición en Irak y Afganistán.

Dicho de otro modo: los Hermanos Musulmanes no sólo financian a una de las organizaciones terroristas más virulentas –Hamás–, sino que apenas hay diferencias entre sus líderes en Egipto, Jordania y Hamás. (Según el Artículo 2 de la Carta de Hamás, «el Movimiento de Resistencia Islámica [Hamás] es una de las ramas de los Hermanos Musulmanes en Palestina. La Hermandad Musulmana es una organización universal que constituye el mayor movimiento islámico de la era moderna»).

El veredicto no podría ser más condenatorio.

Otra organización terrorista con origen en los Hermanos Musulmanes es la egipcia Yamaat al Islamiya. Esta organización surgió, convenientemente, después de que la Hermandad condenara el uso de la violencia en la década de 1970. Crear una nueva organización terrorista era una hábil estrategia que permitía a la Hermandad pulir su imagen como organización pacífica y dejar el trabajo sucio terrorista en manos de sus ramas o proxies. De hecho, Yamaat al Islamiya utilizaba textos del principal ideólogo de los Hermanos Musulmanes, Sayid Qutb, como base ideológica. El difunto jeque Omar Abdel Rahmán, condenado y encarcelado en Estados Unidos como autor del ataque contra el World Trade Center de 1993, era el líder espiritual de Yamaat al Islamiya.

En marzo de 2003, el propio New York Times publicó en su suplemento dominical un extenso artículo («El filósofo del terrorismo islámico») sobre Sayid Qutb, donde se decía que éste era «el héroe intelectual de todos los grupos que acabaron integrándose en Al Qaeda, su Karl Marx (…) su guía». La mayoría de los terroristas que después fundaron Al Qaeda provenían de los Hermanos Musulmanes. Al parecer, Osama ben Laden fue reclutado de joven, mientras que Aymán Al Zawahiri se unió a la organización a los 14 años, y después fundó la Yihad Islámica de Egipto, «organización que profesa muchas de las creencias de los Hermanos Musulmanes pero que se niega a renunciar a la violencia dentro de Egipto», tal y como explica la Foundation for Defense of Democracies (FDD). Después se fusionó con la organización de Ben Laden. El líder de los secuestradores del 11-S, Mohamed Ata, también era miembro de los Hermanos Musulmanes. La lista sigue.

A todos concierne el ser conscientes de que estamos en (…) una nueva fase, en la que apelamos a lo que late en nuestra fortaleza, evocamos el significado de la yihad y nos preparamos, así como a nuestras esposas, a nuestros hijos e hijas y a quien quiera que siga nuestro camino, para una larga e inquebrantable yihad; y durante esta fase o llamamos al martirio.En enero de 2015, los Hermanos Musulmanes de Egipto emitieron un comunicado oficial en el que pedían a sus seguidores que se prepararan para la yihad:

El comunicado también citaba profusamente al fundador de los Hermanos Musulmanes, contradiciendo así la afirmación de que la Hermandad había roto con su violento pasado:

El imán Al Bana preparó las brigadas yihadistas que envió a Palestina a matar a los usurpadores sionistas y el segundo guía [supremo] Hasán al Hudaybi reconstruyó el «aparato secreto» para purgar a los ocupantes británicos.

Eric Trager, miembro del Washington Institute for Near East Policy (WINEP), declaró posteriormente:

Los Hermanos Musulmanes han estado cometiendo actos violentos durante mucho tiempo. Bajo el régimen de [Mohamed] Morsi [presidente de Egipto en 2012-13], los Hermanos Musulmanes torturaron a manifestantes que se concentraban ante el palacio presidencial. Tras el derrocamiento de Morsi, han atacado con frecuencia propiedades estatales y a las fuerzas de seguridad (….) hasta ahora, la línea oficial de los Hermanos era apoyar esto de manera implícita justificando las causas, no los actos en sí. Así que el llamamiento público de los Hermanos a la yihad no significa necesariamente un cambio táctico, sino retórico.

El periodista Patrick Poole, experto en terrorismo y seguridad nacional, agregaba:

[El llamamiento a la yihad] invoca el pasado terrorista de los Hermanos Musulmanes mencionando específicamente el «aparato especial» que desató el terror en los años 40 y 50, hasta que el régimen de Naser aplastó al grupo, así como las tropas enviadas por el fundador Hasán al Bana para luchar contra Israel en 1948. Acaba diciendo que los Hermanos han entrado en una nueva etapa, advirtiendo [a sus seguidores] de la larga yihad que les espera y de que se preparen para el martirio. Lo que falta por ver es cómo se recibirá este anuncio en los círculos de Washington, donde la inmensa mayoría de los ‘expertos’ han dicho varias veces que la Hermandad ha abandonado su pasado terrorista (…) y renunciado a la violencia.

No hay nada de pacífico, legítimo o democrático en la Hermandad Musulmana. Sigue creyendo y proclamando lo de siempre: que, yihad mediante, hay que instaurar un califato donde impere la sharia. Negarse a declararla organización terrorista sería un grave error que prestaría un gran servicio a su estrategia y revelaría al mundo, una vez más, la extrema ingenuidad de Occidente y su infinita voluntad de creer cualquier cosa que le diga la propia Hermandad.

 
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