Un revés de fortuna para el BDS.
En enero, escribí sobre un sorprendente y alentador giro de los acontecimientos en la reunión anual de la Modern Language Association, una organización académica dedicada al estudio y la enseñanza del lenguaje y la literatura.
Bueno, no tan rápido. El MLA ha tomado ocasionalmente una posición en asuntos políticos, y por muchos años un grupo determinado de profesores anti-Israel ha estado intentando secuestrar a la organización para servir al movimiento del boicot, de la desinversión, y de las sanciones (BDS). Más recientemente, en enero, los miembros presentaron una resolución ante la Asamblea Delegada llamando a un boicot a las instituciones académicas israelíes. En señal de que la muchedumbre del BDS ya no era bienvenida, la Asamblea Delegada votó rotundamente, 113 a 79, que se rechazara esa resolución. Por otra parte, los oponentes permanentes al BDS, miembros del MLA para los derechos de los eruditos, habían propuesto otra resolución, rechazando explícitamente el boicot. Debido a que, entre otras razones, el respaldo al boicot «contradice el propósito del MLA de promover la enseñanza y la investigación sobre el lenguaje y la literatura», la resolución pidió que el MLA «se abstenga de apoyar el boicot».
Así, esta resolución que se aprobó en la Asamblea de Delegados 101 a 93 fue impresionante. Si bien varias organizaciones académicas han rechazado las resoluciones del BDS, no conozco ninguna organización académica profesional que haya votado una resolución que rechace al BDS.
Sin embargo, la resolución de rechazar al BDS tenía otro gran obstáculo para superar, una votación plena de los miembros. El MLA, para evitar que las minúsculas minorías hablen por toda la organización, tiene una regla que exige que las resoluciones requieran un voto afirmativo de por lo menos el 10 por ciento de la totalidad de los miembros. Dado que sólo un pequeño porcentaje de los miembros habitualmente se molestan en votar, es muy difícil reunir ese 10 por ciento, particularmente cuando se enfrentan a una oposición determinada. Además, en la medida en que los estudiosos de las humanidades se inclinan aún más a la izquierda que el resto de la academia, uno podría esperar que sean susceptibles al argumento que los defensores del boicot estaban promoviendo. Votar para rechazar BDS sería positivamente. . . ¡Trumpian! Como lo expresa sutilmente un destacado académico pro-BDS, «en un clima de extrema ala derecha de derogación de los derechos de las minorías, de cantos trumpianos para «construir muros» y prohibir a los musulmanes, de fanáticos y odiosos, cualquier gesto que restrinja la expresión política es un desastre político y un regalo a fanáticos reaccionarios «.
Pero resulta que, incluso en la atmósfera política actual y entre los liberales de izquierda, la invocación ritual de Trump no puede disimular lo contrario que un boicot académico es al espíritu de erudición y enseñanza que la MLA pretende defender. No puede disimular lo desagradable que es el movimiento BDS, que ha flirteado con el antisemitismo incluso en el curso de discusiones de MLA, por lo demás, serias. Y no puede disimular lo perjudicial que sería el respaldo al boicot anti-Israel a la reputación del MLA. La resolución de «abstenerse de respaldar el boicot» triunfó de manera abrumadora, 1954 a 885.
Naturalmente, los boicoteadores planean continuar la lucha. No se disuaden de que su intento de aprobar una resolución pro-BDS haya resultado en su lugar en una resolución anti-BDS. Evidentemente, lo único peor que sufrir una derrota humillante es la idea de volver a enseñar el lenguaje y la literatura.
Traducción Yetty Blum
https://www.commentarymagazine.com/american-society/another-stunning-loss-anti-israel-academics/
Todos esos boicots no sirven para nada…