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| domingo diciembre 22, 2024

La ruin estrategia de Hamas cumple un año, la pésima cobertura periodística un poco más


No es un ejercicio de memoria aquel que acalla tanto. Es algo bien distinto. Algo en lo que incurrían muchos medios en español para “recordar” el bochornoso aniversario de las llamadas “machas de retorno” organizadas por el grupo terrorista palestino Hamas en la Franja de Gaza.

Bochornoso por la cobertura condescendiente con la estrategia – y la “narrativa” que creaba la misma – del mencionado grupo terrorista. Y porque, como siempre que Hamas quiere “arrojar una piedra”, “esconde el brazo” tras los civiles gazatíes.

Es el síntoma de una suerte de “patología” mediática: obedecer una cierta “narrativa”. Para lo cual es preciso descartar todo atisbo de profesionalidad. Es decir, que habrá de silenciarse mucho y practicar una credulidad rayana en la necedad.

Que las ONG que participan activamente (ideológicamente en labores propias de propagandistas) en el conflicto árabe-israelí no son ni imparciales ni, en muchos casos, sus objetivos concuerdan con sus actividades declaradas (vamos, que una gran mayoría resulta ser, voluntaria o involuntariamente, un instrumento más para deslegitimar a Israel en la arena mediática internacional), es ya más que sabido. En ReVista hemos dado amplia cuenta de ello.

Ni hablar, ya, del papel de la UNRWA.

Y estas son las fuentes – porque, claro, recurrir a Hamas, cantaría demasiado (¿sí?) – a las que han recurrido los medios como, entre tantos, la agencia de noticias española Europa Press para hacer una suerte de “balance” del primer año de las “marchas” – en realidad, de la antedicha estrategia mediática violenta del grupo terrorista palestino Hamas.

Y claro, el de la organización que controla la Franja de Gaza, y que decide cuándo y cómo se realizan esas “marchas”, curiosamente no se mencionaba ni una sola vez en el artículo – ni, aparentemente, por las ONG y agencias de la ONU.

Cómo se realizan esas marchas suele responder a la creación de un impacto mediático. Un impacto macabro: según informó ayer el diario Times of IsraelHamas canceló las actividades en las escuelas en Gaza el sábado para que los niños puedan sumarse a las “protestas”.

El Protocolo Facultativo de la Convención relativa a los Derechos del Niño (Protocolo Facultativo 2000) estipula que “los grupos armados que no sean fuerzas armadas nacionales no deberían reclutar nunca, de modo obligatorio o voluntario, a niños de menos de 18 años, ni hacer que participen en las hostilidades. Los Estados partes se comprometen a sancionar penalmente dichas prácticas (art. 4)”.

El artículo 28 del IV Convenio de Ginebra relativo a la protección debida a las personas civiles en tiempo de guerra (1949) dice: “Ninguna persona protegida podrá ser utilizada para proteger, mediante su presencia, ciertos puntos o ciertas regiones contra las operaciones militares”.

Europa Press, a la amplia mayoría del resto de medios y, al parecer, a los organismos y ONG citados por la agencia, parece traerlos sin cuidado la utilización que Hamas hace de los civiles y, especialmente, de los niños. Es más, terminan participando de la siniestra estrategia de Hamas que pone, como suele decirse, “mártires” “sobre la mesa”. En realidad, “mártires para imprenta” sería más apropiado, porque los medios compran esa abyecta escenificación.

Y lo hacen a sabiendas, porque a esta altura no se alegar desconocimiento de acciones y declaraciones como las de Mahmoud Al-Zahhar, un alto cargo de Hamás, el 13 de mayo de 2018:

“… ¿es esto realmente una ‘resistencia pacífica’? Esto no es resistencia pacífica. ¿Ha disminuido la opción [de la lucha armada]? No. Al contrario, está creciendo y desarrollándose. Eso está claro. Así que cuando hablamos de ‘resistencia pacífica’, estamos engañando al público”.

como las de Yahya Sinwar el 16 de mayo de 2018, durante una entrevista televisiva:

“Cuando decidimos embarcarnos en estas marchas, decidimos convertir lo que nos es más querido – los cuerpos de nuestras mujeres y niños- en un muro de contención que impida la deriva muchos árabes hacia la normalización de los lazos con [Israel]”.

Pero no sólo son declaraciones; también hay acciones.

En el último año, según el gobierno de Israel, unos 1233 cohetes han sido disparados desde Gaza contra Israel. Además, los globos incendiarios lanzados desde el enclave costero provocaron el incendio de más de 8000 hectáreas de tierras israelíes.
Fuente: Ministerio Exteriores de Israel
La realidad nunca se ocultó. Estuvo a la vista de quien quisiera verla. Quienes sí intentaron ocultar el carácter de las pretendidas “protestas”, la identidad y objetivo de sus “organizadores”, han sido precisamente un buen puñado de ONG, de organismos de la ONU y numerosos medios de comunicación.

De hecho, hasta un medio como The New York Times que no es, ni mucho menos, afín a Israel, según lo que se desprende del minucioso análisis de su cobertura del conflicto realizada por CAMERA, ya en abril de 2018 titulaba un artículo con el plan (de Hamas) de “asaltar la valla” de seguridad entre Israel y Gaza, e indicaba que las “manifestaciones” estaban organizadas por Hamas.

En medio, los civiles gazatíes. Que son víctimas de Hamas. De nadie más – acaso, también, de la Autoridad Palestina que aplica draconianas sanciones económicas como parte de su disputa con el grupo terrorista.

Por cierto, otra porción de realidad que se les cae de la cobertura a la mayoría de medios en español: Centro Meir Amit de Información sobre Inteligencia y Terrorismo, que ha ido realizando exhaustivas investigación y comprobaciones sobre los sucesos orquestados por Hamás en el límite con Israel, afirmaba que 187 palestinos fueron abatidos entre la primera llamada “marcha de retorno” y mediados de enero de 2019.

Un análisis de las identidades de los fallecidos indicó que 150 (cerca del 80%) estaban vinculados a organizaciones terroristas. De estos, 96 eran miembros de Hamas – de los cuales, 45 pertenecían a su “brazo armado”.

Pero, como las ONG, muchos de los medios han decidido ser partícipes claramente posicionados en el conflicto, esto tampoco cabía en lo que, a esta altura, escasamente puede llamarse cobertura periodística.

Después de todo, las “marchas” para, como explicó Sinwar en abril de 2018, “derribar la frontera” y “arrancarles los corazones de sus cuerpos” a los israelíes – porque el pretendido “retorno” va de desplazar a los israelíes y ocupar su lugar -, cumplen un año; pero las pésimas labores periodísticas ya han cumplido varios más.
 
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