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| viernes noviembre 22, 2024

Matisyahu y la segunda expulsión de los judíos


Una vieja costumbre turística es recurrir a la sabiduría múltiple de los taxistas del lugar que se visita a fin de poder saber el pronóstico del tiempo, el tipo de cambio de la moneda, los deportes o la situación social, política y económica del país.

Digo esto evocando mi visita a Granada. Recuerdo que le pregunté al taxista que me llevaba a conocer la Alhambra, acerca de la situación económica de la región. Ante mi total sorpresa y sin conocer mi identidad, respondió sin tartamudear: «Mal señor, muy mal; de hecho, desde que echaron a los judíos de aquí, esto nunca volvió a ser lo que era antes…»

Reconozco que una sensación rara, mezclada de justicia y dolor, invadió mi interior.

Más vale tarde que nunca – dije para mis adentros.

La historia suele brindarnos a veces esas pequeñas «venganzas del chinito», aquellas que por un instante, hacen que repentinamente se abran los cielos y uno sea testigo de un pequeño estado de plenitud y conformidad.

Si el taxista tenía razón, ¿Qué determinó entonces la expulsión de los judíos de España en 1492 por los Reyes Católicos? ¿Tan ávidos estaban de empeorar la situación inmediatamente después de la Reconquista?

Las causas de la expulsión de los judíos dieron lugar a un intenso debate historiográfico en el que se manejaron interpretaciones muy diversas. Se argumentaron explicaciones basadas en la presión de la opinión popular antijudía, el odio del pueblo hacia los judíos a causa de la práctica de la usura y de su acumulación de riquezas. También se esgrimieron causas fundamentadas en alineamientos sociales, un episodio de la lucha de clases entre los tradicionales grupos privilegiados de la nobleza y el clero y la incipiente de los judíos, o la expulsión como alianza de las oligarquías urbanas antijudías con la monarquía.

Sin embargo, en aquella época, ni la opinión de las masas populares tenía gran incidencia en las decisiones de la alta política, ni la ecuación judíos=burguesía tenía fundamento, como tampoco la tenía el antagonismo nobleza <> judíos, pues muchos de ellos eran administradores de los estados de la aristocracia; asimismo las oligarquías ciudadanas tampoco tenían la impronta suficiente para imponer una decisión de tanta trascendencia sobre una monarquía autoritaria que, por otro lado, controlaba a los municipios a través de los corregidores.

A pesar de la dificultad de establecer con precisión la razón última que llevó a Fernando e Isabel a la expulsión, hay algunos puntos que parecen bastante asentados en el debate historiográfico actual. Uno sería el hecho de que la iniciativa partió de los inquisidores que pretendían, con tal radical medida, acabar con el «herético contrato» de convivencia entre judíos y cristianos en el mundo occidental. En segundo lugar, en general, se reconoce un fondo político a esta decisión: constituir un paso más de la monarquía autoritaria de los Reyes Católicos en su afán para lograr una mayor cohesión social, repetidamente resquebrajada por los tumultos antijudíos de la década de los ’80 del siglo XV, a partir de la unidad de la fe.

En este sentido algunos historiadores llegaron a afirmar que Isabel de Castilla y Fernando de Aragón esperaban que la eliminación del judaísmo facilite la asimilación definitiva y la integración de los conversos en la sociedad española; mientras que otros sostenían que los reyes aspiraban a un máximo religioso, concretado en la unidad de la fe católica, que habría que interpretar como un elemento de la maduración del poder de la monarquía en la construcción del futuro Estado moderno español.

¿Suena conocido, no?: opinión popular, asimilación, integración, unidad, contratos heréticos, cohesión social…

El caso es que la izquierda española debe estar muy preocupada: los movimientos independentistas de catalanes, vascos y gallegos, la ineficacia de los estatutos autonómicos, la inmigración ilegal, la barrera de Melilla, los enfrentamientos ideológicos con la Unión Europea, las elecciones nacionales que se vislumbran en el horizonte, etc.

Al parecer, es demasiada carga para aportar respuestas después de haber dejado al país en la bancarrota, y puede que cayó en la cuenta que su imagen en la opinión pública no esté a la par de sus aspiraciones. Son de esos momentos claves en la historia en los cuales debe decidir si se obra con una visión estatal o con una política oportunista.

La izquierda y el movimiento BDS español, que llaman a boicotear a Israel, escogieron: en lugar de cordura y sensatez optaron por la demagogia, el populismo y el antisemitismo. Sin darse cuenta, vendieron su primogenitura por un suculento, momentáneo y esperanzador plato de lentejas cargado de lo que ellos llaman integración, unidad, opinión pública y autoritarismo.

La izquierda española y el BDS, conocedores de los últimos sondeos nacionales, saben contar el número de votos posibles de judíos o árabes a la hora de la verdad; analizan con extrema sensibilidad la proveniencia  del capital inversionista en España con fuerte olor a petróleo impregnado en las camisetas del Real Madrid o del Barça, entre otros.

A la sombra de esos datos, el BDS español vio la tensión en Oriente Medio – no el paro ni la recesión económica local – como una oportunidad en la que puede apoyarse para satisfacer sus más inmediatos intereses y no tardó más de un minuto en aprovecharla. Así de simple; ese es el motor de sus planteamientos en política internacional totalmente relacionados con la ropa sucia que debe lavar en casa.

La situación es clara. La izquierda española renunció al rol de mediación que mantuvo España en nuestra región durante años; un papel iniciado en la etapa de Felipe González. España, desde su nueva era democrática, siempre fue una voz escuchada y tenida en cuenta en momentos de tensión tan intensos como los actuales.

Sin embargo, el BDS español prefirió optar por una actitud grotesca y caduca que lo lleva a ponerse de parte de grupos terroristas islámicos yihadistas tanto en Siria como en Irak, Yemen, el Sinaí, Gaza y Líbano mantenidos por Irán. No aprendieron nada después de los atentados de Atocha del 11 de marzo de 2004 que les pavimentaron el camino al poder contra todas las encuestas, cerrando de esta forma la línea de comunicación con Israel que permanecía ininterrumpida desde hace años.

Ahora, en un nuevo gesto irresponsable, se lanzaron a lo más fácil y cruzaron la línea roja que separaba al disfraz de sus verdaderas intenciones. En el mejor estilo antisemita, le anunciaron al cantante judío norteamericano Matisyahu que «aquí nadie entra si antes no se alinea con nuestra plataforma». « ¿Usted quiere cantar en nuestros festivales?, OK; primero pronúnciese en contra del sionismo imperialista-opresor y a favor de la causa palestina».

Emulando a los Reyes Católicos (que hoy serían juzgados por crímenes de lesa humanidad), 523 años después del Edicto de Granada, izquierdistas españoles del BDS deciden expulsar nuevamente a un judío de su territorio sólo por su identidad nacional y religiosa y optan así por un frente en el que el terrorismo desestabiliza a Oriente Medio y a todo el mundo occidental.

La posterior disculpa proporcionada fue tan carnavalesca, que los mismos voceros de los gobiernos nacional y valenciano reconocieron como un grave error, aludiendo que «fue sin querer».

Pero en esas esferas de la política, ese tipo de gestos no se hacen sin querer. Hay iniciativas que significan más que mil disculpas; ésta es una de ellas. Difícilmente la olvidaremos; sí lo harán Irán, Siria, Siria, Yemen, el Estado Islámico, Al Qaeda, Hezbolá y Hamás. Si ya en la Antigua Roma no se les pagaba a los traidores, menos aún éstos, que la van de sanguinarios justicieros de Alá y se proponen limpiar el mundo de infieles; de todos los infieles.

Que al BDS y a la izquierda española no les gusta para nada que Israel esté donde está y se defienda de lo que tiene que defenderse, resulta tan obvio como sus intenciones. Que son solidarios con países en los que la democracia brilla por su ausencia, se evidencia en las manifestaciones contra el Estado hebreo y contra su derecho legítimo a combatir a quienes desde hace años anuncian una y otra vez que pretenden borrarlo del mapa. Pero que comprometan la posición internacional de España con acciones antisemitas que no se les ocurren más que a Nicolás Maduro, Evo Morales y a toda esa chusma de caudillos de plastilina, es comprometer de forma muy delicada a todos aquellos representantes españoles en el exterior que procuran mantener una posición de equilibrio y concierto en un endemoniado conflicto, que, evidentemente, no se solucionará con boicots oportunistas a judíos de todo el mundo.

Si la izquierda española y el BDS no me creen, que vayan y le pregunten a mi taxista de Granada.

 
Comentarios

Excelente artículo que debería ser difundido en España. Induce a la reflexión con argumentos claros.

La decision de expulsar los judios de España, obedeció fundamentalmente al proposito de unificar los reinos que componian lo que era entonces su território, en torno a una fé comun (la católica) en detrimento de la islámica, impuesta desde fuera por medio de invasiones varias y posteriores conquistas … lo que se pretendiá era poner fin a la dominacion árabe, y restablecer las paútas seguidas por los anteriores reinos visigodos …
Los judios fueron «victimas aleatórias» de todo aquel proceso, y en ningun caso cabe establecer paralelismos, entre ellos y los árabes, por mas que corrieran su misma suerte …
En lo tocante al BDS, bueno seriá descontextualizar su linea de actuacion, al marco exclusivo de un pais en concreto (en este caso España) y observarlo como un fenomeno variopinto e internacional, cuyos efectos se dejan sentir ya, de las mas diversas formas … en él se dan cita, la izquierda mas radical, colectivos anarquistas o «anticapitalistas», asociaciones «socio-culturales» grupos afines a ONG, reaccionarios de distinto pelaje y condicion, unidos todos por su fóbia hacia Israel, y sostenidos por grupos de apoyo, politico y/o mediatico de amplio espéctro … procuremos pues evitar , que los árboles no nos dejen ver el bosque, y reducir la cuestion a parametros locales, y no globales como corresponde …

Estoy en un todo de acuerdo con lo expresado por la persona que me antecede Eliseo Prado,quien ha hecho un analisis correcto de la situacion. Esto sin dejar de lado el excelente articulo de Alberto Mazor.

Estimado Sr. me parece lamentable su aporximacion simplista y retorcida. para que le entre a vds un poco de luz en su caberna mental le voy a poner una cronica de los hechos que tanto le preocupan.

Por favor, dejen de valora con métrica del XXI hechos ocurridos en el XV… o apliquenselo a todo el mundo. Para su informacion en 1140 no quedó ningún judio en el sur de España porque los Almohades los mataron a todos ( igual que el IS hoy mismo)
En toda Europa se expulsó a los judios antes que ocurriera en España, ¿puede vds ir a comentarselo a los Ingleses, Franceses, etc… ?
Un abrazo cordial de su amigo.

Adjunto crónologia de expulsiones
Cronología
Lugar Año de la expulsión Notas
Roma 19 Expulsión a los judíos de la ciudad de Roma por el Emperador romano Tiberio. Roma 51 Expulsión a los judíos de la ciudad de Roma por el Emperador romano Claudio. Cartago 250 Alejandría 315 Francia 554 Diócesis de Clemente Francia 561 Diócesis de Uzès España visigoda 612 Reino visigodo 642 Italia 855 Sens, Francia 876 Maguncia,
Al Andalus
Alemania 1012
1140 almohades, conversión o muerte
Francia 1182 Expulsión y confiscación de bienes ordenadas por el rey Felipe Augusto de Francia. Alemania 1182 Alta Baviera 1276 Inglaterra 1290 Ordenada por Eduardo I de Inglaterra, primera gran expulsión de la Edad Media. Francia 1306, 1321/1322 y 1394 Felipe IV de Francia ordenó la primera. Suiza 1343 Heilbronn, Alemania 1349 Sajonia 1349 Hungría 1349, 1360 Bélgica 1370 Eslovaquia 1380 Estrasburgo 1388 Alemania 1394 Francia 1394 Lyon, Francia 1420 Austria 1421 La expulsión se produjo tras la persecución (270 judíos quemados), confiscación de bienes y conversión forzosa de los niños. Friburgo 1424 Zurich 1424 Colonia 1424 Saboya 1432 Maguncia 1438 Augsburgo 1439 Holanda 1442, 1444 Baviera 1446 Francia 1453 Breslau 1453 Wurzburgo 1454 Maguncia 1462, 1483 Varsovia 1484 Vicenza, Italia 1485 Castilla y Corona de Aragón. 1492 Ordenada por los Reyes Católicos. En España en 1492 expulsión de los judíos de España. La medida fue acogida en Europa como un signo de modernidad, e incluso hay una felicitación de la Universidad de la Sorbona. Sicilia 1492 Ordenada por Fernando II de Aragón. Lituania 1495 Nápoles 1496 Portugal 1496/1497 Ordenada por el rey Manuel de Portugal, bajo presión de la corona española. Núremberg 1498 Navarra 1498 Brandeburgo, Alemania 1510 Prusia 1510 Estrasburgo 1514 Génova 1515 Ratisbona 1519 Nápoles 1533, 1541 Túnez 1535 Reino de Nápoles 1541 Praga, Bohemia 1542 Génova 1550 y 1567 Baviera 1551, 1554 Pésaro, Italia 1555 Praga 1557, 1561 Austria 1559 Wurzburgo 1567 Estados Pontificios 1569/1593 El Papa Pío V los expulsa de los Estados Pontificios, exceptuando los residentes en las ciudades de Roma y Ancona: «Hebraeorum Gens», 26-11-1569. Brandeburgo 1571 Holanda 1582 Hungría 1582 Túnez 1535 Brandeburgo 1593 Cremona, Pavía y Lodi 1597 Fráncfort del Meno 1614 Worms 1615 Kiev 1619 Ucrania 1648 Polonia 1648 Hamburgo 1649 Bielorrusia 1654 Lituania 1656 Oran, Argelia 1669 Viena 1669, 1670 Sandomierz 1712 Rusia 1727 Wurtemburgo 1738 Bielorrusia 1740 Praga, Bohemia 1744 Eslovaquia 1744 Livonia 1744 Moravia 1745 Kovad, Lituania 1753 Burdeos 1761 Polonia/Rusia 1772 Deportados a la Zona de Residencia Varsovia 1775 Alsacia 1789 Villas y campiñas de Rusia 1804, 1808 Lbeck y Bremen 1815 Franconia, Suabia y Baviera 1815 Bremen 1820 Austria, Prusia y fronteras rusas 1843 Zonas de Estados Unidos 1862 Bajo la jurisdicción del general Ulysses S. Grant Galati, Rumania 1866 Rusia 1880 Moscú 1891 Baviera 1919 Judíos nacidos en el extranjero Alemania 1938-1945 Áreas anexadas al Tercer Reich por Adolf Hitler Países árabes 1948

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