La ceremonia para la firma de los acuerdos de normalización entre Israel, Emiratos y Baréin fue un amargo trago para la casta diplomática. Quienes piensan retomar el control de la política exterior norteamericana si Joe Biden gana en noviembre no podían sino contemplar consternados cómo el presidente Donald Trump presidía la clase de ceremonia en la que les hubiera gustado lucirse; pero fracasaron en el empeño cuando se les presentó la ocasión. La importancia del acontecimiento como game-changer en Oriente Medio no puede negarse. Pero la ...