La declaración del Presidente Donald Trump, reconociendo que Jerusalén es la capital del Estado de Israel, no debe ser tomada como un simple tema protocolar. El anuncio modifica radicalmente ciertas premisas que perjudicaban a Israel. Desde los días de las negociaciones de los Acuerdos de Oslo (1993), Israel era el negociador que solía ser presionado por los mediadores occidentales para realizar arriesgados renunciamientos territoriales. Se esperaba que “el fuerte” hiciese las mayores muestras de concesiones en pos de la paz. Una situación ...